Globalización: Revista Mensual de Economía, Sociedad y Cultura


Junio de 2020

EL CRITERIO DE LA VERDAD
Walter Ritter Ortiz


Sección de Bioclimatología, Centro de Ciencias de la Atmósfera, UNAM. Circuito interior s/n, Ciudad Universitaria, Deleg. Coyoacan, México, D. F. email: walter@atmosfera.unam.mx . INTRODUCCIÓN

Todas las fuerzas naturales llenan el universo de inexpresable armonía; manantiales fecundos de toda vida, brotan a raudales y fecundan el mundo. ¿Cómo se mueve todo en la obra del Universo? ¿Cómo todas las actividades viven y obran en consenso?

¿Qué es la verdad? ¿Cuál es el origen de todo? ¿Hay un orden del universo? ¿De dónde vienen las cosas que vemos en el mundo y adónde van cuando parecen morir? Preguntas que según Heráclito y Parménides, nos llevan a relaciones entre la unidad y la pluralidad, el Ser y el Devenir o, la Eternidad y el Tiempo. Y acercarse al pensamiento de Heráclito y Parménides, significa aproximarse al origen de la filosofía.

Nietzsche y Heidegger, consideraban la filosofía de los orígenes como más próxima a una verdad y que luego durante un largo período de tiempo, fue olvidada. Y con la filosofía “Sofista” se aborda el problema del hombre, mientras que los “presocráticos” lo abordaron sobre la naturaleza.

Para Aristóteles, el saber filosófico es el más potente, porque es el conocimiento de “Todas las cosas”; es la ciencia de lo universal.

Sabemos algo cuando estamos en disposición de demostrar que aquello que creemos saber es, en sí mismo, cierto y, cuando logramos explicar el porqué de aquello que pensamos y consideramos cierto y que por lo tanto, no puede ser negada por nadie. Pero, “Nada es duradero sino el cambio”.

El hombre que piensa, sentirá que todas estas cosas cambiantes no deben ser, sino las apariencias a manifestaciones externas de algún poder subyacente; alguna realidad sustancial. Hay hechos, pero el ser humano sólo accede a ellos interpretando; es decir distorsionando, sesgando, modificando. Y donde toda teoría explicativa puede ser inmunizada contra la crítica, nos dice Karl Popper.

El ser humano sólo puede acceder a los hechos a través de su propia Subjetividad, que por definición, no sólo no es transparente, sino que, por sobre todo, es una carga de preconceptos, previos, desde los cuales se amoldan los hechos; se los hace encajar a ese horizonte en incesante apertura y transformación, desde el cual proyectamos lo que estamos haciendo sobre las cosas.

Todas las filosofías importantes, han estado basadas en este pensamiento; algunos la han llamado Deidad, otros la Energía Infinita y Eterna y otros sólo la Materia, pero todos han reconocido su existencia. Y hemos llamado a ese poder subyacente, esta realidad sustancial, por el nombre de “El Todo”, el cual consideramos que ese término que engloba la totalidad del concepto y, se afirma que la naturaleza interna del “Todo es incognoscible”; cosa que debe ser así, pues nada sino el todo mismo puede abarcar su propia naturaleza y Ser.

El sentido común considera la filosofía, una visión particular, personal o colectiva del mundo, y se dice que filosofar es alusión, a un uso abusivo de razonamientos abstractos y oscuros, que no llevan a ningún resultado y poco tienen que ver con la realidad.

A su vez, Manuel Cruz nos dice que el filósofo se desentiende de estas definiciones vulgares y, está preparado para ofrecer una imagen de sí y de su trabajo al reivindicarlo “Como el que todo lo sabe”. Él, cuyo pensamiento es tan profundo, casi abisal, que se envuelve en discursos misteriosos; y el sagrado derecho a hablar de cualquier tema y a expresarse sobre cualquier asunto. Pensamiento que lleva al filósofo a mirar más allá de lo que le muestra su día a día y a aventurarse en la metafísica.

Sócrates, siempre con una sonrisa e interrogación en los labios, da comienzo a la filosofía, donde Platón trató de establecer un ideal de justicia y de respeto a la verdad y advierte, que las ideas no son estáticas y autosuficientes, sino que se interconectan y remiten unas a otras y admite, que no podía pretender que los gobernantes fuesen lúcidos y desinteresados y, terminó ascendiendo a la cuestión de la estructura misma de toda realidad y a la posibilidad efectiva de una sociedad justa.

Y estaba convencido de que la mejor preparación para la vida pública la daba el espíritu lúcido y desinteresado de la filosofía. Fue un filósofo que no buscaba una mera reflexión sobre el mundo, sino que esa reflexión permitiera mejorar la convivencia y la organización de los seres humanos.

La historia de la filosofía occidental está estructurada sobre la base de un pensamiento de opuestos, que necesitó de ciertos conceptos: el bien y el mal, lo verdadero y lo falso, el Ser y la Nada, lo útil y lo inútil. De los presocráticos y de Platón a Heidegger, seguimos la pista que escuchamos cuando sentimos que las cosas tal vez no sean como creíamos que eran y vamos tras una respuesta que tal vez no exista.

Filosofar para muchos es una actividad tan espiritual como demostrar teoremas, pero la meta suprema es la Síntesis, es decir, la construcción de teorías filosóficas, donde el significado de una idea sólo puede hallarse descubriendo qué la implica y qué implica y, donde el mejor análisis es la síntesis y en particular, la ubicación de la idea por analizar.

Las ciencias, aunque difieran en sus referentes, son metodológicamente una sola. Y, todas buscan la verdad y la generalidad, mediante claridad, rigor y pruebas. Pero es raro encontrar un filósofo que use un criterio objetivo para evaluar filosofías, nos señala Mario Bunge. El “Panlogismo” es la creencia de que la “lógica” es necesaria y suficiente para abordar cualquier problema y, cree poder abordar todos los problemas filosóficos sin otra herramienta que la lógica. Y es así como se ha visto a los lógicos investigar sobre problemas que exigen conocimientos de los que carecen estos filósofos.

El cardenal Bellarmino y otros teólogos, inventaron el “Convencionalismo o instrumentalismo”, donde las teorías científicas según ellos, no son verdaderas ni falsas, sino tan sólo descripciones de las apariencias e instrumentos para hacer predicciones. Y mientras los “realistas” intentan describir la “realidad objetiva”, los “empiristas” se atienen a los fenómenos o apariencias, de modo que son “antropocéntricos”, ya que no hay apariencia sin sujeto, según Bunge.

Apuntando que el “positivismo” es enemigo de la ciencia, en la medida en que es egocéntrico, a la par que la ciencia es tan objetiva cuanto sea posible. Compartiendo dicho egocentrismo con sus rivales acérrimos de los “fenomenólogos”, donde Edmund Husserl afirmó que, el mundo es una idea infinita, una síntesis completa de experiencias posibles, aclarando que su doctrina es el extremo opuesto de las ciencias objetivas.

Así, los progenitores de la revolución científica practicaron el Materialismo, el Racionalismo Crítico y el Realismo de la antigüedad y últimamente, el ”Sistémico”. De Cesar Cremonini, se dice que era Materialista, Realista y Racionalista y devoto de Aristóteles, al sostener que la razón prima sobre la revelación.

Mario Bunge, nos dice que para hacer investigación científica que no sea de rutina, el materialismo, el realismo y el racionalismo son necesarios pero insuficientes, que no basta atenerse a la razón antes que la intuición o a la revelación. Hace falta también adoptar el método científico o sea, poner a prueba las conjeturas, contrastándolas con los datos pertinentes, así como con las teorías que gocen de buena reputación; es decir,que el cientifismo es necesario para hacer buena ciencia.

En la metodología de las ciencias, antes se observaba, se clasificaba y se especulaba. Y ahora, se agrega la construcción de sistemas hipotético-deductivos y se intenta constatarlos empíricamente. Antes, se valían sólo del lenguaje ordinario para expresar ideas, con el resultado siempre de la falta de precisión, incluso la falta de claridad y, se valían casi exclusivamente de la estadística, con la cual se podía encubrir la pobreza conceptual. Pero ahora afortunadamente, nos valemos cada vez más de diversas teorías matemáticas y, empezamos a entender que el fin de la investigación no es la acumulación de hechos sino su comprensión y, que ésta sólo se obtiene arriesgando y desarrollando hipótesis precisas. Y, donde las matemáticas sólo intervenían al final para comprimir y analizar los resultados de investigaciones empíricas, con demasiada frecuencia superficiales por falta de teorías, según Bunge.

El principio de mentalismo, nos dice que todo es mente y de que el universo es mental y, explica que el Todo, que es la realidad sustancial que subyace a todas las manifestaciones y apariencias externas que conocemos. Bajo los términos del Universo material, el fenómeno de la vida, materia y energía y en general, todo lo que se presenta ante nuestros sentidos como corpóreo, es espíritu. Y que es en sí mismo incognoscible e indefinible, pero que puede ser considerado y concebido como una mente universal, infinita y viviente. Y donde el universo fenomenal simplemente es una creación mental del Todo, sujeto a las leyes de las cosas creadas y que el universo, como conjunto y en cada una de sus partes o unidades, tiene su existencia en la mente del Todo, en cuyo interior vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.

Donde Tales de Mileto y su búsqueda de la unidad fundamental de lo múltiple, han sido para la cultura occidental el origen de nuestra principal violencia: la disolución del otro. La metafísica griega, según Darío Sztansjrajjber, se fue desarrollando con esta obsesión, la de encontrar principios económicos que hicieran toda diferencia a conceptos en común.

Pero los “Constructivistas”, creen que no hay verdades objetivas y universales y que la ciencia cambia arbitrariamente. Y la cultura oriental como la China, estuvo dominada por tres ideologías: Budismo, taoísmo y Confucionismo, que invitan a liberarse de las pasiones, la contemplación y vivencia pacífica. Y en la India, los libros de los Vedas era el almacén de todo conocimiento.

Para hacer ciencia de envergadura, hace falta adoptar el “Enfoque Sistémico”. Pero nada se logra sin antes adoptar un enfoque y elaborar un proyecto de investigación y una estrategia para ejecutarlo y abrazar un sistema de valores para evaluar sus resultados. Inventariar, comprender y explorar el mundo en términos puramente naturales, con la sola ayuda de la razón y la experiencia.

Para nosotros, la naturaleza cuyas leyes investiga la física, es por lo general un conjunto de objetos que se encuentran fuera de nosotros y están compuestos de materia. Pero para los griegos, tiene un significado mucho más amplio y, “Es todo aquello que Es y que al nacer ve la luz”. Es por lo tanto, la totalidad que busca el filósofo. Los filósofos de la antigüedad, Sumerios y Egipcios por su parte, creían que el Todo en sí mismo es incognoscible y, siempre debe ser así; y no consideran todas las teorías, conjeturas y especulaciones de los teólogos y metafísicos concernientes a la naturaleza del Todo, sino como esfuerzos inútiles.

También, las otras ciencias como son las matemáticas, la física o la biología, quieren saber “Como son las cosas” y, no se conforman con dar por cierta una cosa que otro ha dicho, sino que recurren a la “Razón”, donde los fenómenos que observamos, no están desvinculados entre sí, sino que es como si algo los abarcara a todos y los mantuviera unidos.

Filosofía, significa las conclusiones a las que llegamos tras la profundización en el conocimiento de las cosas cognoscibles y pensables; mientras que Metafísica, significa el intento por llevar la pesquisa sobre y más allá de los límites y, a regiones incognoscibles e impensables, con la misma tendencia que la de la teología.

Las revoluciones científicas, consisten en las maneras de plantearse y abordar problemas sobre el conocimiento o más bien, son estrategias de investigación; pero ninguna revolución científica es total. Para Galileo, las leyes naturales sólo pueden captarse con ayuda de las matemáticas, en cambio que para Platón, el mundo sensible es caótico e ininteligible a diferencia del mundo de las ideas.

La revolución científica consistió en desarrollar tres aspectos capitales: El Racionalismo, el Realismo y el Materialismo. La innovación se centró, nos dice Bunge, en un sistema, antes que en un individuo, una colección amorfa o una totalidad opaca al análisis. Los progenitores de la ciencia moderna practicaron lo que llamamos “Materialismo Sistémico”.

Según M. Cruz: Si las cosas que vemos, no tuviesen un vínculo entre ellas, una unidad que las una, nos encontraríamos ante un caos de sensaciones. Sólo veríamos una amalgama de formas y colores; y si la misma realidad fuera sólo una acumulación de cosas inconexas, sólo tendríamos el caos y sin embargo, cada cosa, vinculada con otras, tiene su lugar en el todo.

¿Qué es lo que vincula cada una de las partes, que hace cada cosa distinta de las otras y al mismo tiempo, las mantiene unidas y asigna a cada una su lugar y, que constituye un aspecto del todo y, tiene bien aferrado ese vínculo, sin el cual no podríamos hablar de totalidad? Porque de hecho, nos dice M. Cruz, si las cosas no comparten un algo idéntico, el hecho de formar parte del todo no podríamos reconocerlas como partes del todo. Este elemento idéntico, se encuentra en la base de todas las cosas y, sólo puede ser si queremos utilizar el lenguaje de la filosofía y la identidad de los distintos.

El filósofo debe abrazar lo Universal, como un “Todo” y, deberá comprender aquello que hace de las partes, un todo, donde la verdad es la luz que ilumina el Todo como todo.

Todo está tan claro para mí, nos dice Goethe, que no veo en estos simples caracteres la revelación de una naturaleza activa. Si por la fuerza del alma y de la palabra, se me revelaran algunos enigmas, si no me hallara por más tiempo obligado a sudar sangre y agua para decir lo que desconozco, si se me permitiera saber lo que tiene el mundo en sus entrañas y presenciar el misterio de la fecundidad, no estaría, como hasta hoy, forzado a comerciar con palabras huecas. ¿Soy yo, acaso un destello de Dios?

Ningún escrúpulo ni duda me atormentan, nada temo de todo lo que causa espanto a los demás; pero debido a esto mismo, no hay para mi esperanza ni gozo alguno. Siento que no sé nada bueno, ni puedo enseñar a los hombres algo que logre convertirlos o hacerlos mejores. Aquí y allá y en todo lugar, cuento con incontables alumnos que dirijo a capricho; pero no lo es menos que nada, lo que logramos saber. Esto es lo que me lastima en lo más hondo.

Sabemos de la estupidez de intentar enseñar al mundo lo que no está preparado ni deseoso de recibir. Y mientras los paganos se enfurecen ruidosamente en su entretenimiento de llevar a la muerte y la tortura a los estudiosos honestos, pero desorientados, que imaginaban que podían forzar a barbaros ignorantes a admitir verdades que sólo pueden ser comprendidas por los esforzados y perseverantes elegidos, que han avanzado a lo largo del sendero de la verdad del conocimiento. Los labios de la sabiduría están cerrados, excepto para los oídos del Entendimiento.

No es raro ver despreciar a los hombres las cosas que no entienden y, murmurar ante lo bueno y lo bello que les importunan, pero noto que a pesar de mi deseo, no puede surgir de mí, satisfacción alguna. ¡Cuántas veces he sufrido la misma decepción! Sin embargo, tiene esta miseria sus compensaciones; así aprendemos a conocer el precio de lo que se levanta sobre las cosas de la tierra; así aspiramos a la revelación.

Si el hombre, ese pequeño mundo de orgullo y de locura cree generalmente ser un todo, una porción de las tinieblas de donde provino la soberbia luz, la que se opone a la nada, ese algo, este mundo material, donde sólo soy una parte de la parte que en un principio era todo. Al que las tempestades, terremotos e incendios nada pueden desquiciarle, ya que siempre el mar y la tierra terminan por ponerse otra vez en equilibrio y, donde nada puede esperarse de esta semilla. Principio de animales y hombre y que es cada vez más potente su fuerza creadora y donde siempre brotan por doquier nuevos seres; la fuerza de la actividad y la fuerza creadora.

El antiguo conocimiento de Persia y la India, debido a que sus sacerdotes mezclaron teología con filosofía distorsionada, degeneró perdiéndose gradualmente en superstición, cultos y dioses. El Emperador Constantino, asfixió la filosofía cristiana con el velo de la teología, provocando que perdiera su esencia y espíritu y desviara su camino.

La Alquimia, contraria a la creencia general, trataba del dominio de las fuerzas mentales, antes que de los elementos materiales y, en vez del cambio de los metales en oro y la “piedra filosofal” era sólo una alegoría.

El rasgo distintivo de la vida humana, su logro colosal, como también el logro colosal del cosmos, es la capacidad de pensar. El cerebro es el objeto físico más complejo, el más sutil y en general, el más misterioso y milagroso del universo; y según creencias antiguas, el cosmos creó el cerebro humano con la finalidad de poder reflexionar sobre sí mismo.

Se acepta la ignorancia al no haber vivido en descanso y saber entonces, cuán en vano adquirieron los bienes que no han de gozar y, cuán perdido fue todo su afán.

Muchas son las cosas que ignoran y muchas en las que imitan la ignorancia, deleitándole algunos vicios. Y nadie duda que los que se ocupan en estudios inútiles fatigándose no poco, nada obran que callados no ayudan a la consciencia y, dichas no dan opinión docta sino de más enfadoso y, de la inútil curiosidad de aprender lo no necesario y al no ser útil, su conocimiento nos deleita con una gustosa vanidad. Y si con la grandeza de ánimo quisiéramos salir de los estrechos límites de la imbecilidad humana, podremos disfrutar con Sócrates, aquietarnos con Epicuro, vencer con los Estoicos la inclinación humana, adelantarla con los Cínicos y andar juntamente con la naturaleza, nos dice Seneca, que nos pregunta: ¿Cómo pues, en este breve y caduco tránsito del tiempo no nos entregamos de todo corazón en aquellas cosas que son inmensas y eternas y se comunican con las mejores? Conocen tarde los desdichados que estuvieron ocupados mucho tiempo en hacer lo que en sí es nada.

Y según Locke, no hay nunca la experiencia de una cosa, sino sólo de diversas cualidades sensibles reunidas según un orden; donde nosotros formamos la noción de las cosas sólo para dar cuenta de ese orden de combinaciones. Las cualidades objetivas de las diferentes cosas son percibidas por los sentidos y producen cualidades subjetivas.

En medio de mis elucubraciones críticas, siento que a menudo se me turban la cabeza y el corazón. ¡Qué de problemas para obtener los medios que nos llevarán al conocimiento de las causas! Y eso que un pobre diablo puede muy bien morirse antes de alcanzar sus objetivos. Pero recuerda que nunca alcanzaras la gracia del consuelo mientras no te la dé tu propio corazón.

En el Fausto, de Goethe, cuya personalidad adquiere características, como la insatisfacción y la inquietud típica del hombre moderno, perturbado por una crisis de desconfianza en las aportaciones de la ciencia y de la razón y, donde la conciencia no se detiene a valorar los medios más o menos lícitos, con las cuales el hombre consigue alcanzar su supremacía y libertad. Y no haciendo valer los derechos de su existencia sino al contrario, rebasando todo el límite moral, yendo más allá del respeto humano, sin preocuparse de los derechos ajenos. Fundando una nueva ética y sin abandonar jamás el anhelo vital egocéntrico hacia lo alto, ni siquiera en los peores momentos, porque las múltiples experiencias, positivas o negativas, son indispensables para poder progresar y esto, sin tener que renunciar a los goces terrenales. Lo que constituye, el punto central y la base de su existencia, por cuanto esta fuerza es inagotable y debe expandirse hacia el exterior para no quedar sin fin y objetivo definido.

Para Mario Bunge, hoy en día la censura más fuerte es la que ejercemos los académicos cuando dictaminamos si un texto es publicable. Pero en la censura, a menudo se deja pasar basura y pone frenos a la originalidad. Donde las mafias académicas se preocupan sólo de ellas, no de la ética. Y nos preguntamos sobre la diferencia entre mafia académica y mafia gansteril y, sólo encontramos la de que en la primera, no hay castigo y en la segunda, sí. Será pues, bienaventurado el que en su juicio recto, que se contentase con lo que posee y, aquél a quien la razón guiare en sus acciones. Sócrates, lejos de los clásicos farsantes, es un ejemplo no superado de coherencia moral, honestidad intelectual y apego a la verdad, ¿No deberían ser estos ingredientes esenciales de la actividad de un científico?, nos pregunta Jiménez Domínguez.

Sea el varón incorrupto y sin dejarse vencer de las cosas externas, sea estimador de sí mismo; sea artífice de su vida, disponiéndose a la buena o mala fortuna. Y, no sea su confianza sin sabiduría y sin constancia, perdure en lo que una vez eligiere, sin que haya cosa que se borre en sus determinaciones. Según Thomas Hobbes, no estamos unidos por lo buenos que somos, sino por lo temibles que somos, razón por la cual nos va mejor renunciando a nuestra agresividad que potenciándola. Y por esta causa, nos aconsejaron los antiguos que siguiésemos la vida virtuosa y no la detestable y poner así, aquellos hombres a quienes su ruda naturaleza y el no tener conocimiento de sí, los ha reducido al estado de brutos ignorantes. A lo que Pitágoras, al respecto dice: “Por encima de todo, respétate a ti mismo” y “Resiste a la tentación, salvo cuando estás de acuerdo en ser desleal contigo mismo”. Y a lo que Sócrates agrega: “Una vida sin examen no merece ser vivida”, dirigiéndose a la gente que no había tenido la capacidad de contemplar su vida aplicando una forma de pensar abstracta y espiritual.
Siempre es un gran gozo remontarse al espíritu de la antigüedad y ver como pensó un sabio antes de nosotros y desde tan lejos, ver cuánto le hemos adelantado en su camino de investigación. Donde lo que llamamos espíritu de los tiempos, no es sino el espíritu de los grandes pensadores y en los tiempos en que se reflejaron en sus maravillosas obras. Donde el mundo, el alma y el corazón, quieren “Saber” siempre algo de todo.

En la actualidad, tendemos a experimentar un fuerte sentido de propiedad respecto a nuestras ideas. Queremos que se nos reconozca mérito por haberlas tenido y, nos gusta pensar que nuestro espacio mental privado está preservado, que ninguna otra conciencia puede inmiscuirse en él. Sin embargo, no siempre se ajustan a la realidad y mientras que en la actualidad, nos gusta pensar que cada uno de nosotros tiene un centro de conciencia propia dentro del cerebro. En la antigüedad, J. Black, creía que cada persona tenía varios centros de conciencia que se originaban fuera del cerebro.

Y si en la actualidad, creemos con toda naturalidad que la gente piensa, en la antigüedad consideraban que eran los pensamientos los que habitaban dentro de la gente. En la actualidad, consideramos los momentos de iluminación como fenómenos internos, mientras que antaño se creía que asaltaban a alguien desde el exterior.

Misteriosa en pleno día, no permite la Naturaleza que nadie rasgue sus velos y todo cuanto quiera ella ocultar al espíritu. No hay afán humano que pueda arrancarlo de su seno, nos dice Goethe y se pregunta: ¿Pero, cómo es posible que piense merecer aquella vida sublime, aquellos transportes divinos, cuando no soy más que un gusano? Nunca abandona la esperanza al hombre que piensa en miserias. Su mano escarba con avidez la tierra para encontrar tesoros y se da por muy contento con hallar un gusano. Pero no importa, te lo agradezco y aunque sea el más miserable de los hijos de la tierra.

¡Yo la imagen de Dios, que creía haber alcanzado ya el espejo de la verdad infinita! ¡Yo que formaba parte de su propia vida en todo el resplandor de la luz celeste! ¡Yo ser supremo cuya fuerza y que creando disfrutaba la dicha de un Dios; cuan caro pagaré ahora mi presuntuoso orgullo. Una sola palabra ha sido suficiente para humillarme, ¿Quién podrá instruirme ahora? ¿Cómo saber lo que debo evitar? ¿Debo ceder al impulso que siento, cuando nuestras acciones, como nuestros sentimientos, acaban por parar el curso de la vida?

Y en el Fausto, nos dice: Lejos de llevar mi loco orgullo al punto de compararme con Dios, percibo que cada vez es mayor mi miseria; sólo me parezco al vil gusano que se alimenta del polvo, en el que le aplasta y sepulta la planta del pie que pasa… y todas esas mil bagatelas que me encadenan a este carcomido mundo en que existo y vivo.

Donde la materia se opone sin ceder, a todo cuanto de más elevado concibe el espíritu. Por poco que alcancemos la felicidad de este mundo, calificamos la felicidad de este mundo; la calificamos de sueño y de quimera todo lo que vale más y, todos los sentimientos sublimes que nos daban antes de la vida, mueren para siempre ante los intereses mundanos; y cada día se presenta el dolor bajo nuevas formas.

Por tanto, ¿Qué es lo que puede ofrecerme el mundo? ¿Es la privación indispensable? Y así, Fausto nos dice: Cada mañana despierto azorado al ver que el nuevo día no ha de llenar ni un solo de mis deseos, sino por el contrario, ha de desvanecerse cualquier alegría y hacer abortar las creaciones de mí trastornado espíritu. ¡Maldito sea el orgullo del hombre, maldito el falso brillo que deslumbra nuestros sentidos; maldito todo lo que crea sueños de gloria y de grandeza; maldito todo cuanto nos hace tener la posesión de tesoros y que nos hace emprender empresas temerarias y que nos embriagan con la copa de ilícitos placeres.

Aquel que conoce con comprensión los principios de la verdad, posee la llave mágica ante cuyo toque todas las puertas del Templo de la sabiduría se abren de repente. La concepción filosófica conocida como “Idealismo”, sostiene que la mente cósmica y los pensamientos o los Seres del Pensamiento que emanan de ella, es decir las “ideas”, son la realidad superior, donde los objetos físicos en cambio, son simples sombras o reflexiones de esta realidad superior, siguiendo el mito de la caverna de Platón.

Si se es idealista, se cree que el universo fue creado por la Mente y para las mentes. Se cree que la Mente cósmica creó el universo material para dar a la mente humana su forma actual. La historia idealista de la creación ha sido fruto de una ordenada intervención del Sol, la Luna, los Planetas y las Estrellas. Donde nuestra conciencia tiene su actual estructura, porque los cuerpos celestes están dispuestos por encima de nosotros del modo en que lo están.
Como buenos alumnos de Ernst Mach y Wilhelm Oswald, a los “Monistas” les interesaba la ciencia, la epistemología y lo que hoy se llamaría la “Filosofía de la Ciencia”. Donde nunca debemos creer que cualquier problema que nos preocupa no hubiera sido resuelto en el pasado y mucho menos, que cualquiera de ellos pudiera ser nuevo. ¿Podemos creer que nuestras dificultades son debidas enteramente a nuestro limitado entendimiento? ¿Cómo es que nunca se ha podido probar que el Universo es un espacio de Reimann, cerrado de radio finito, como pensaba Einstein? Nunca podrás admirar a los hombres, si tu elocuencia no se origina en el corazón.
Nunca imites a los locos, que sin cesar agitan sus cascabeles, pues no se necesita tanto artificio para mostrar la razón y el buen sentido. Además, si es importante lo que tienes que decir, no necesitas ir a la caza de palabras. Los discursos brillantes para decir cosas superfluas acerca de la humanidad, son estériles.
En la historia de la humanidad, llegó un momento en que la ley natural y la ley moral ya no eran una misma cosa. Donde la gente lucha por sobrevivir y a veces, llegaba al límite de su resistencia y descubría que en el camino que tenía por delante, siempre le acecharía el riesgo de morir, pero si no se seguía ese camino, moriría igualmente. Ya no me falta valor para lanzarme al mundo y desafiar la miseria y la dicha mundanas, luchar con las tempestades y ver sin parpadear en el naufragio, el desaparecer de mi nave. Sin olvidar que nuestros peores enemigos están en nuestro interior y no fuera de nosotros.

También descubrieron aspectos molestos de sí mismos, como el hecho de que aquel mundo nos había hecho más broncos y, que habíamos adquirido una dura coraza protectora de la costumbre, donde romper esa coraza y dejar al descubierto su lado sensible, la mejor parte de sí mismos, la que nos hacía sentir plenamente vivos de nuevo. Era un proceso difícil y doloroso que pocos podían afrontar.

El mundo se volvió oscuro, se convirtió en un lugar paradójico, donde los opuestos se enfrentaban y donde resultaba doloroso ser humano; un mundo que pedía heroísmo a gritos. Si no existieran filtros en la empatía, sentiríamos el dolor de los demás como si fuera propio, hasta el punto de que estaríamos totalmente abrumados por el sufrimiento ajeno.

Todos tenemos la necesidad de tocar fondo, de experimentar lo peor que la vida tiene que ofrecer, de luchar con nuestros demonios, de probar los límites de nuestro intelecto y de ir más allá de la locura. El mundo ha sido siempre así, siempre ha estado dirigido por personas supersticiosas, religiosas, temerosas y paranoicas, odiosas y asesinas. Eso no es nada nuevo.

Al controlar a los gobiernos y a las principales fundaciones, no sólo han logrado decidir qué programas se deben financiar, sino también controlar la selección de instructores que ocupan puestos determinantes o, de honrados académicos que son apartados e invitados a jubilarse. Y mientras hay quién se preocupa por construir, detrás de ellos hay quienes se preocupan por destruir todo lo construido.

Pero ¿No podemos esperar que la filosofía, si cultivada con cuidado y alentada por la atención del público, pueda llevar sus investigaciones aún más lejos, y descubrir, al menos en algún grado, las fuentes y principios secretos por los que la mente humana se mueve en sus operaciones? Y aunque parezca sencillo y mucho más al alcance de la mano, la ambición central de la obra de los filósofos no es menor. Goethe, nos dice: No sé articular grandes frases; nada puedo decir del sol, ni de los mundos, no veo más que una cosa: la miseria del hombre.

Me apiado del hombre en sus días de miseria; pobres diablos, me apenan a tal grado que no tengo el valor de tratar de hacerlos vivir un poco mejor, a la que el hombre de Razón sólo le sirve para ser más bestia que la bestia.

La angustia que le devora, le lanza hacia los espacios y conoce a medias su demencia; quiere las estrellas más bellas del firmamento, halaga él todo lo sublime, voluptuosidad de la tierra y ni de lejos ni de cerca, nada podría saciar las inmensas aspiraciones de su corazón. Pero, ¿Cómo es posible que piense merecer una vida sublime, cuando no soy más que un gusano? Ninguno otro, sino aquél que reguló sus acciones con el nivel de la buena conciencia, hace con gusto reflexión de la vida pasada; pero el que deseó muchas cosas, el que despreció con soberanía y las adquirió con violencia, el que engaño con acechanzas, robo con avaricia y despreció con prodigalidad, es tema forzoso para su memoria y remordimiento. Pero, ¿Por qué me aflijo por el que deja de tener, Ser? Si llorar porque no tiene Ser, es locura.

Para mí, los placeres del espíritu consisten en un libro, en una hoja, en una página; sólo los libros pueden hacer soportables y hasta feliz una larga noche de invierno y, hacernos llevar una vida alegre que reavive todos nuestros miembros. Hay en mí dos almas y, una tiende siempre a separarse de la otra: ésa es apasionada y viva; ésta, apegada al mundo por medio de los órganos del cuerpo; la otra, en forma opuesta, lucha siempre por disipar las tinieblas que la cercan.

Para Séneca, se debe entender que este varón ha de ser compuesto, concertado, magnifico y cortés y ha de tener una verdadera razón, asentada en los sentidos y, tomando de ella los principios, porque no hay otros en que estribar ni donde se tome la carrera para llegar a la verdad y, volver sobre sí. No hay, porque dudas de que hay hombre nacido que pueda levantarse sobre las cosas humanas mirando con tranquilidad los dolores, las pérdidas, las llagas, las heridas y finalmente, los grandes movimientos que cercándole, braman; mientras plácidamente sufre las cosas adversas y con moderación, las prósperas, siendo uno mismo entre tan diversos casos y sin juzgar, que hay algo que sea suyo.

Conviene buscar la libertad y, ninguna cosa la da sino el desprecio de la fortuna de lo que nace un inestable bien; que es la quietud del ánimo, colocado en lugar seguro y una sublimidad y un gozo inmóvil, que tiene su origen de conocer la quietud y latitud del ánimo, de quién recibe deleites. No como bienes, sino como nacidos de su bien, donde también puede llamarse bienaventurado aquél que por beneficio de la razón, ha llegado a no desear.

¡Cuántas palabras! ¿Por qué te has de exaltar de este modo? Es suficiente cualquier papel, con tal de que escribas en él con una gota de sangre.

LAS PUERTAS DE LA PERCEPCIÓN

Si estuviéramos todos en contacto con el mundo real, único, lo veríamos TODOS, sin interpretación personal, subjetiva y hablaríamos de él del mismo modo. No habría juicio ni debate, nos dice Cristian Fléche, todo sería evidente y, porque no conocemos el mundo exterior y creemos ver el único, el verdadero mundo, nadie está de acuerdo con nadie.

Todo ocurre como si el mundo exterior y objetivo no existiera y sólo existiera el mundo subjetivo interior; la pregunta es: ¿Alguien tiene la única verdad? Según Fléche, la programación neurolingüística PNL, nos enseña que hemos borrado información de cosas que no se produjeron. Y, que has transformado y distorsionado fragmentos del hecho. Todo eso para mantener tus creencias, tu coherencia interna, tu mundo interior y tu sentido de la identidad.

Y, reaccionamos más a la opinión emitida de algo, antes de ese algo. Reaccionamos no a lo que ocurre en el mundo exterior, sino a la etiqueta que tú le pones, o sea al mundo interior. Reaccionamos a algo que creamos nosotros mismos. El mundo objetivo no existe, porque el mundo exterior no existe, nos dice Fléche.

El cuerpo, hace lo que se le pide que haga. Expresa sensaciones, emociones, enfermedades, que no son sino informaciones. ¿Y es nuestra mente consciente?, ¡Por supuesto que No!, nos dice Fléche; ¿Quién decide sufrir, tener cáncer o estar melancólico? Si esto viniera del consciente, lo podríamos parar y sobre todo, todo el mundo estaría de acuerdo en cuál es la causa de nuestros problemas; no habría tantas propuestas sobre el origen de nuestras dolencias.
El carácter principal de la ciencia, consiste en poder ser transmitida por la enseñanza pero por otra parte, ninguna de las acciones sensibles constituye el verdadero saber y, aunque sean el fundamento del conocimiento, no nos dicen el porqué de nada.

Según Aldous Huxley: Para quiénes teóricamente creen lo que en la práctica saben que es verdad, concretamente de que hay un interior para la experiencia, lo mismo que un exterior y los problemas planteados, son problemas reales tanto más graves cuanto que algunos son completamente insolubles y, otros solubles tan solo en circunstancias excepcionales.

¿El conocimiento proviene de los sentidos, de la inteligencia o de ambos a la vez? Y ¿Cuál de ellos juega el rol predominante en la producción del conocimiento? ¿Cuáles y cuántas son las formas de conocer? ¿Cuál es el criterio que nos permitirá saber si lo que conocemos es verdadero o no? Para descubrir la respuesta a estas preguntas, debemos sumergirnos y recorrer los vericuetos de la filosofía para desentrañar los enigmas del conocimiento humano.

No es solamente lo poco que sabemos, sino también que cualquiera que fuese el tipo de sabiduría a la que podamos aspirar jamás, tal sabiduría no podría consistir en otra cosa que en percatarnos más plenamente de la infinitud de nuestra ignorancia.

La conciencia humana, se constituye como una agregación de experiencias y recuerdos donde todas las ideas que se alojan en nuestro espíritu, evolucionaron en algún momento a partir de una serie de datos presentes a nuestros sentidos. Sin embargo, eso no quiere decir que toda información que poseemos se remita directamente a nuestros sentidos, sino que puede corresponder a una percepción intelectual, al producto del pensamiento.

En la actualidad, los científicos saben que la Melatonina es una hormona que se sintetiza principalmente en la glándula pineal, sobre todo de noche, la cual es fundamental para los ciclos de vigilia y sueño y, para el buen funcionamiento del sistema inmunitario.

Los antiguos creían que era un órgano de percepción de los mundos superiores, una abertura a la iluminación; ventana que podía abrirse mediante la meditación e investigaciones recientes, han demostrado que meditar usando métodos recomendados por los yoguis de la India, hace que la glándula pineal libere torrentes de Melatonina, cuya secreción nos hace soñar y, en determinadas dosis, puede provocar alucinaciones en estado de vigilia.
Internarse en el bosque de la naturaleza humana, equivale a observar el ordenamiento que determina que el sujeto organice su entendimiento de un modo específico, de forma de poder explicar porqué éste actúa, piensa, percibe y siente tal como lo hace y no de otra manera. La impredecible constelación dispersa de actos del hombre, se harán entonces susceptibles de explicación.

Los conceptos de orden y desorden son vagos y altamente subjetivos, pero no hay ninguna ley de la naturaleza que imponga que los sistemas tengan que evolucionar siempre del orden al desorden. No siempre las cosas son lo que parecen. Y el hecho de que se realicen trabajos experimentales, no los convierte en problemas no filosóficos y menos aún, debemos decretar de manera arbitraria que no existen problemas filosóficos o, que son insolubles.
El progreso científico, según Mario Bunge, se mide hoy por el progreso teórico mejor que por la acumulación de datos. La ciencia contemporánea no es experiencia sino, teoría más experiencia planeada, conducida y entendida a la luz de las teorías. Estas teorías, se presentan con frecuencia creciente en lenguaje matemático, donde las teorías y modelos específicos son en efecto, modelos matemáticos de trozos de realidad.

Platón con sus “Diálogos”, es considerado representante de la filosofía “Idealista”, que considera que la “Mente” precedió a la materia y que en la antigüedad, todos sin excepción habían concebido el mundo de esta manera. Considerando que las “Ideas” son, una forma de realidad superior a los objetos. Pero fue Aristóteles el que logró los avances filosóficos que darían lugar al “Materialismo”, que es la filosofía dominante en la actualidad.
Para el obispo Berkeley, seguidor de la filosofía idealista, “La Materia no existe” de forma independiente de la “Percepción”. Por lo que se dice que su capacidad de imaginación, eran más reales que los objetos de los sentidos, aunque eso no implica necesariamente que fueran totalmente irracionales.
Consideraban que la materia había emanado de la mente a través de un proceso histórico gradual, que había durado mucho tiempo. Y así mismo, con el tiempo se desconectará de forma gradual en tiempos muy prolongados. Por lo que quiénes han creído en esta filosofía, han tendido a creer en ángeles, Dioses y espíritus.

Se dice que Cicerón y Newton, pensaban que la vida tiene sentido y que el cosmos era algo intencionado y, de que en la estructura del Cosmos hay algo parecido a las cualidades humanas, algo parecido a la conciencia humana. Y, Goethe escribió sobre su sentir de la presencia real de interconexiones vivas con el mundo natural y con conexiones vivas con otra gente, aunque tales conexiones no sean medibles ni visibles y, escribe sobre los grandes espíritus universales que mantienen todo unido.

Así, nos dice que “Todos nos movemos en el misterio y vivimos rodeados por una atmósfera sin saber cuántas cosas se agitan en ella, ni qué relación guardan con nuestro espíritu y, una cosa es segura, que en situaciones especiales, las antenas de nuestra alma pueden ir más allá de sus fronteras físicas, ya que en todos nosotros hay alguna fuerza eléctrica o magnética, al igual que un imán y, ejercemos una fuerza de atracción y otra de repulsión.
Y se dice que inspirados en Pitágoras, Sócrates, Platón y Aristóteles, la gente desarrollaba la capacidad de pensar de un modo deductivo e inductivo y, que eran capaces de sopesar los argumentos de ambas partes. Y con el auge de Roma, se llegó a una época en la que reinaba una fe falsa, un cinismo y un culto consciente de la sensibilidad, que eran totalmente nuevos y nos vienen a la mente la sofisticación y el esplendor, pero también la paranoia.
¿Debemos recordar siempre “El principio de no argumentar nunca acerca de las palabras y sus significados, porque tales argumentos carecen de importancia”? ¿Y de que este principio debía ser bien conocido y ampliamente aceptado? Y ¿Cómo explicar que la creencia de la importancia de las palabras, especialmente de las “definiciones”, es casi universal? Por lo que podemos decir que el “Esencialismo” se encuentra aún muy difundido en la actualidad y es una actitud bastante general.

Sin embargo, para Karl Popper la filosofía y la ética estaban por igual llenos de definiciones arbitrarias, descabelladas y plagadas de las cuestiones a tratar y, si es que en absoluto se trataba en ellas cuestión alguna; dejando un disgusto respecto a teorizar sobre Dios.

No podemos entender lo que Kant quiere decir al afirmar que: la razón, puede contradecirse a sí misma, pero podemos ver que está discutiendo problemas reales y percatarnos de que la matemática y la física son necesarias para entender estas cosas. Y puesto que ha resultado tan crucial, debemos examinarla con cierto detalle.

Popper, en su exhortación “antiesencialista” nos dice: “Nunca te permitas la inclinación de tomar en serio los problemas acerca de las palabras y sus significados. Lo que ha de tomarse en serio, son las cuestiones de hecho y las aserciones sobre hechos; teorías e hipótesis; los problemas que resuelven; y los problemas que plantean. Esta exhortación es una articulación de los sentimientos que Popper albergaba.

Así, no hay cosa perpetua y pocas que duren mucho, nos dice Séneca. Unas son frágiles por un modo y otras por otro. Los fines varían, pero todo lo que tuvo principio ha de tener fin y, vendrá el día que disipe este universo, que comprende todas las cosas, sepultándolas en su antigua confusión y tinieblas.

Pero del tiempo, no hay quién le haga aprecio, lo usan pródigamente, como de cosa dada gratuitamente. Y no pienses que ignoran que el tiempo es cosa preciosa y de que conviene guardar con mayor diligencia aquello que no sabes, cuando se ha de acabar.

El tiempo huye si no le ocupas y, aunque le ocupes, huye. Y así se ha de contrastar su celeridad con la presteza de aprovecharle. ¿Cómo pues en tan apresurada huída del tiempo, quieres tú con seguridad y pereza extender en una larga continuación los meses y los años, regulándolos a tu albedrío?
La programación neurolingüista PNL, es un conjunto de modelos, habilidades y técnicas para actuar, pensar y sentir de forma efectiva en el mundo. Además de ser útil, nos dice Rosetta Forner, su propósito es incrementar las opciones y alternativas de una persona, mejorar su calidad de vida y optimizar su rendimiento profesional y vital.

La PNL, versa sobre la experiencia subjetiva del ser humano, de cómo organiza lo que ve, oye y siente y como revisa y filtra el mundo exterior con sus sentidos. La PNL explora también como describe el mundo con el lenguaje, y cómo reacciona intencionada y no intencionada, con el fin de producir resultados. Y en síntesis podemos decir, según Forner:

La gente responde a sus propias percepciones de la realidad.

Cada persona posee su propio mapa del mundo y no existe ningún mapa del mundo que sea más real o más verdad que otro.

El significado de la comunicación con otra persona, es la respuesta que ésta nos da independientemente de la intencionalidad del emisor.

Los mapas más sabios y compasivos, son aquéllos que permiten el mayor y mejor número de alternativas, como contraposición a ésos más precisos o reales.
La gente posee actualmente al menos potencialmente, todos los recursos dentro de sí con los que puede actuar eficazmente.

Las personas hacen las mejores elecciones dadas las circunstancias, capacidades y posibilidades que perciben como disponibles en ese momento, en función de su mapa del mundo. Cualquier conducta, no importa cuán loca, excéntrica o disfuncional pueda parecer, es la mejor elección disponible para una persona en un momento dado y, si se le hubiera presentado la mejor o más apropiada opción, con toda probabilidad la persona la hubiera tomado.

Los cambios se dan cuando se activa la capacidad apropiada en un contexto particular, que enriquezca el mapa del mundo de esa persona.

La vida y la Mente son procesos sistémicos. Nuestros cuerpos, nuestras sociedades y nuestro universo forman una ecología de sistemas y subsistemas, en donde todos interaccionan entre todos influenciándonos mutuamente.

No es posible aislar completamente una parte del sistema del resto. Las interacciones entre la gente forman circuitos de retroalimentación, de forma que una persona se verá afectada por los resultados de sus propias acciones sobre otros individuos.

Los sistemas son Autoorganizaciones y persiguen estados de equilibrio y estabilidad, donde no existen los fracasos, sólo retroalimentación de información.
No existe respuesta ni experiencia ni comportamiento que tenga sentido fuera del contexto en el cual fue formulado.

No todas las interacciones del sistema se dan al mismo nivel y, lo que es positivo en un nivel puede ser negativo en otro.

Es más fácil y mucho más productivo responder a la intención, que a la expresión de la conducta problemática.

Los entornos y los contextos cambian y la misma acción no producirá siempre el mismo resultado. Cuanto más complejo se torna un sistema más flexibilidad se requiere.

Si lo que usted hace no genera la respuesta que busca, siga haciendo cambios en su conducta hasta lograr la respuesta deseada.

En el campo de la salud, se ayuda a pasar de un estado de Incongruencia a uno de Congruencia o salud. Se les ayuda a entender y hallar la causa de la enfermedad, a cambiar los efectos y a entender la intención positiva, el porqué de esa enfermedad. Se les ayuda a reparar la causa que originó la enfermedad física y desde ahí, alcanzar un objetivo de salud plena y perfecta.

Los procesos mentales, en su función, necesitan determinados procesos fisiológicos y corporales para consolidarse y expresarse, nos dice Rosetta Forner, donde las reacciones físicas son importantes, porque dirigen procesos mentales, a la par que reconocen y confirman los procesos internos que tienen lugar dentro de la persona.

Las personas a menudo consideramos determinadas posturas corporales, cuando estamos inmersos en una concentración profunda. Dichas posturas, según Forner, cuentan mucho acerca de nuestro interior y es un indicador muy claro del estado interior, repercutiendo en nuestro interior y a veces hasta condicionándolo.

Así por ejemplo, suele ser muy difícil lograr un estado creativo si se mantienen los hombros caídos y la cabeza gacha. Una fisiología no favorece la creatividad ni la inspiración sino todo lo contrario. Se tiene un estado creativo, cuando se tiende a erguir la columna y al asumir una postura erecta. Cuando escuchamos, tenemos tendencias a echarnos hacia atrás, cruzamos los brazos o cabeceamos un poco. Si estamos inmersos en nuestras emociones, tenemos tendencias a adelantar el cuerpo, nos doblamos sobre nuestro propio cuerpo y respiramos profundamente.

Estas claves no nos dicen si las emociones son negativas o positivas, sólo hablan acerca de las claves de acceso del individuo y, puede darse el caso de que una misma postura corporal la adopte un individuo en estado relajado, mientras que otro la adopte cuando está tenso. La mayoría de las claves suelen ir asociadas con determinados procesos sensoriales, por ejemplo, podemos tocarnos los ojos, señalarlos o frotarlos mientras tratamos de visualizar algo o cuando tratamos de captar una idea inspiradora. Señalamos nuestras orejas cuando tratamos de oír algo o estamos pensando en algo que escuchamos y de la misma manera, nos tocamos la boca o los labios cuando estamos tratando de pensar verbalmente e igualmente, cuando nos tocamos el estómago o el pecho, gesto que habla de emociones.

Hacia dónde se dirigen los ojos puede ser una clave muy significativa; si van hacia arriba cuando visualizamos y hacia la izquierda o hacia la derecha cuando escuchamos y, se dirigen hacia abajo cuando acompañan a una emoción o a un sentimiento. Hacia la izquierda a menudo hablan de un recuerdo, mientras que hacia la derecha indica que estamos imaginando algo, con el pasado en la izquierda y el futuro hacia la derecha. Las pautas del lenguaje reflejan una influencia para una gran variedad de procesos, incluyendo creencias, valores, sistemas representacionales y los estados interiores, empleando diversos tipos y áreas de pautas del lenguaje, que indicarán un sistema representativo neuronal y, cómo se usa el sistema en conjunto del programa del pensamiento.
Así, creemos, así somos, porque en eso nos convertimos virtualmente, llegando un momento en el que no distinguimos la realidad de la ficción o la ficción de la realidad. La vida es una aventura maravillosa que merece la pena descubrir y disfrutar.

Aquí convendría recordar algunos versos de Omar Khayyam:

Esfuérzate en ganar cuanto sea preciso y necesites para comer y beber. Pero no quieras agotar tu preciosísima vida por sobre todas esas cosas que sabemos vanas.

Aquello que la pluma escribió no se cambiará jamás y desolarse, es caer en una profunda tristeza, pues si sufres, ni aún así se le añade una gota más a la angustia.

¿Quién fue el que a pesar nuestro, nos ha traído a este mundo? ¿Y quién nos echará del mismo, mandándonos quién sabe dónde? Bebamos para que ahoguemos el recuerdo de tal impertinencia.

No acuses al cielo del bien o del mal de la naturaleza, ni por la felicidad o por la desgracia que nos guarda el destino, porque según la sabiduría, ese cielo es mil veces más importante que tú.

Al no saber del mañana, la angustia que te causas es sólo una ficción. Si se es sabio tu corazón, no dejes pasar este momento, pues este vivir es tu bien más valioso.

¡Oh corazón! Ya que en este mundo hasta la misma verdad es como un sueño, ¿Por qué esa inquietud? Abandónate y vive el ahora, pues aquello que está escrito no se borrará, porque así tú lo quieras.

No trates de lograr la dicha, que nuestra vida dura es lo que un suspiro. La vida y el mundo, tan sólo son ficciones y sueños.

¡Ay!, ya ha pasado el tiempo de mis mejores años. Se fue la primavera de mi vida, y el ave de mi juventud ha levantado el vuelo. No sé cuándo ha venido ni cuándo se ha marchado.

A nadie le pedí el vivir, por eso me esfuerzo indiferente en tomar cuanto me da la vida. ¿Por qué tendré que partir ignorando a que debo mi paso por la tierra?

No supe porqué azar llegué al mundo y se me dio la vida, ¿Por qué entonces, quejarme de que ésta sea breve, si aún debo agradecerla?

Ya que la vida pasa, ¿qué más da si es amarga o dulce? No importa donde estés cuando te llegue el fin, bebe y goza, pues después de que haya partido, la luna continuará en su nacer y morir.

Al mundo, ¿a qué venimos? Después, ¿por qué nos vamos? ¿qué quiere esta existencia que nos ha sido dada? Las almas arden y se convierten en cenizas, más yo no logro ver la hoguera.

Entre crueldad y fe tan sólo un soplo existe, y un simple soplo hay entre duda y convicción. Vive el soplo de hoy, que todo este vivir tan solo es un suspiro.

Si Alá creó todos los seres, ¿Por qué habrá que destruirlos? Sí hay imperfección, ¿quién tendrá la culpa? Y si son toda belleza, ¿Por qué habrá que aniquilarlos?

Las alas de la noche reposan sobre el alba. Hablan de aquél que crea al Ser y luego lo destruye.

Quién me trajo a este mundo sabe sin duda dónde me arrojará después. Nada ni nadie puede cambiar su decisión, ¿Por qué me he de preocupar?

En este mundo, te has de contentar con muy pocos amigos. No esperes que por siempre te tengan simpatías. La mano que tú estrechas, te has de preguntar si te golpeará algún día.

Desprecia al corazón que no ama la belleza y, al ser carente de pasiones. Indigno es del Sol que lo alumbra, y de ese beso con que suele aplacar nuestras penas la Luna.

El destino, a quien complace hacernos desdichados, crea a un ser y aniquila a otro. Los que aún no llegan, si pudieran conocer nuestras desgracias, se negarían a venir.

Disfruta cuanto puedas de un modo discreto. No aflijas ningún pecho ni critiques a nadie. Da cuanto tengas, pero haz lo posible para que en la vejez jamás te falte vino.

¿Por qué ha de estar un hombre por otro sometido? ¿Por qué se ve obligado a servirlo?

Frecuenté mucho el trato de sabios, y también al igual que ellos, sembré la semilla de la sabiduría y traté que germinase.
Coseché estas verdades; sé que vine como el viento y que me iré como el agua.

Mira impasible al cielo y a la Tierra. Da al pobre la mitad de tus bienes, perdona las ofensas, no le hagas daño a nadie y apártate a un rincón si quieres ser dichoso.

Descubrir quise en vano el cielo y el infierno. Pero una voz me dijo; “¡Necio! El cielo y el infierno, hasta el fin de los siglos, viven sólo en ti mismo.”

El cielo es la visión de un ideal que puede realizarse. El infierno es una copia del espíritu ardiente que ha surgido del caos para tornar el caos, aún cuando sea tarde.

Y en el Kybalión podemos leer: Tu Universo es la creación mental de una mente finita, mientras que el Todo es la creación de una infinita. Los dos son similares en clase, pero definitivamente diferentes en grado.

El Universo, y todo lo que contiene, es una creación mental del Todo. ¡Ciertamente, en verdad, todo es mente!

El Todo, crea en su mente infinita innumerables universos. La mente infinita del Todo es la matriz de los universos.

Aquello que hace del Todo un todo, es al mismo tiempo el origen del que provienen todas las cosas y el seno que las acoge y, las primeras filosofías lo citan como el divino, donde la identidad de los distintos, el origen está en todo. Es aquello de lo que están hechas todas las cosas, de modo que podríamos decir, nos dice Heraclito, que las diferencias son el diferenciarse de lo idéntico, como si se hiciera a su vez flor, planta, rayo de luz, hombre, pensamiento del hombre y todas esas cosas.

Abraza y recoge todas las cosas y, se encuentra en todas y no aparece en ninguna. Presente en los distintos y nunca es solo ésta o aquella cosa, ésta o aquella porción de la realidad. No se revela a quién se explaye en ésta o aquella cosa, en ésta o aquella porción de realidad, sino a aquél que comprende el vínculo entre todas las cosas, a quién recoge los distintos en la unidad. La verdad del todo, que ni hombres ni dioses pueden poner en duda, y que es la propia divinidad y aparece en el pensamiento que regresan al abrazo original que abarca el curso inmutable de las estrellas y el más efímero florecer y marchitar de una planta, nos dice Sandro Palazzo.

Ninguna tradición, punto de vista, costumbre, ninguna autoridad civil o religiosa tendrá el más mínimo valor si no se ha sometido a la prueba de la verdad. Los únicos caminos de búsqueda que cabe concebir: el uno, el que es y no es posible que no sea… este te aseguro, es el sendero totalmente inescrutable. Y es que no podrías conocer lo que no es, que no es alcanzable ni tomarle en consideración.

UNA BÚSQUEDA IMPOSIBLE

¿Mientes cuando dices que mientes? Si respondes “Si miento”, evidentemente no mientes, porque un mentiroso que afirma ser mentiroso y en verdad lo es; dice la verdad. En cambio, si el mentiroso dice “no miento”, entonces es verdad que miente y por consiguiente, está mintiendo.

Nicholas Falletta, nos dice que todas estas variaciones tienen un aspecto común: obligan al lector a llegar a conclusiones contradictorias acerca de la veracidad de cada enunciado. La pregunta es: ¿Cómo se despeja la paradoja?

Susan Naack, nos dice: Todos los enunciados paradójicos carecen de fundamento, pero no todos los enunciados carentes de fundamentos son paradójicos. Enunciado paradójico es aquel al cual no se le puede asignar un nivel de verdad en ningún punto.

Esto explica en cierta medida, porqué “este enunciado es verdadero” parece tan extraño como “este enunciado es falso” y sin embargo, a diferencia de la afirmación del mentiroso, es coherente. Y “este enunciado es verdadero” admite un nivel de verdad arbitrario. “Este enunciado es falso” en cambio, “no admite” ningún nivel de verdad.

Como sugiere P. V. Spade, la paradoja del mentiroso no admite una verdadera solución y sólo se pueden elaborar variaciones elegantes de los enfoques básicos. Aún así, la importancia de los fundamentos de la matemática y la lógica metamatemática, demuestra claramente el valor de esos intentos.

Jean Buridan, nos dice: Sócrates hace el enunciado, “lo que dice Platón es falso” y lo que Platón responde: “lo que dice Socrates es cierto”. Si se acepta que lo que dice, Platón es falso, entonces lo que dice Sócrates debe ser cierto. Sin embargo, Sócrates afirma que lo que dice Platón es falso, y por consiguiente, lo que dice Sócrates debe ser falso. La única conclusión posible es que lo que dice Sócrates es al mismo tiempo verdadero y falso.
Bertrand Russell, sostiene que se pueden evitar las paradojas si se rechazan los enunciados que generan el círculo vicioso por carecer de significado; es decir, por no ser verdaderos ni falsos. A Russell le interesa evitar la paradoja generada por el principio de la circularidad viciosa, en virtud del cual los enunciados carecen de significado. Y sugiere la de jerarquizar los conceptos de verdad y mentira, creando un fructífero campo de investigación para otros lógicos y matemáticos.

Alfred Tarski, trata de establecer una distinción entre el lenguaje que es objeto de discusión y en el cual, se aspira a elaborar la definición de la verdad y, el lenguaje en el cual se formulará la definición y se estudiarán sus implicaciones; llamado el primero como “lenguaje objetivo” y al último “metalenguaje”. Partiendo del concepto de verdad, donde una oración es verdadera si se refiere a la situación existente y falsa, si no lo hace.
Procediendo a demostrar, que era imposible construir una definición formal de la verdad o falsedad. Cuando el orden del metalenguaje equivale al orden del propio lenguaje. Demostrando así, que no se puede definir rigurosamente los conceptos de verdad y falsedad en el mismo orden de lenguaje en el cual se los expresa, sino solamente en un metalenguaje.

Si no se especifican los niveles del lenguaje, el enunciado del mentiroso es utilizado y mencionado a la vez y, basta esta ambigüedad para generar la paradoja. Donde el mentiroso puede mentir en el lenguaje L, pero no puede determinar el nivel de verdad del enunciado “yo miento” en lenguaje L, ya que para determinarlo, el mentiroso debe hablar en el lenguaje L1.

La geometría elemental se puede reducir a unos pocos enunciados primitivos llamados “axiomas”, que se aceptan sin demostración, donde su aplicación correcta de l normas del razonamiento “deductivo” permite derivar de los axiomas las proposiciones geométricas llamadas “teoremas”. Y donde se da por sentado que los axiomas son verdaderos, quedan asegurados la veracidad y la coherencia de los teoremas derivados de ellas de manera válida, pero sólo la geometría euclidiana estaba cimentada sólidamente sobre esta teoría.

El problema de la coherencia se había convertido en una de las preocupaciones centrales de los matemáticos, porque si se consideraba los teoremas de Euclides, no existe la certeza de que si se aplican correctamente las reglas de la lógica a variables significativas, no se generará una contradicción. Con el descubrimiento y estudio de las geometrías no euclidianas, se pueden crear demostraciones formales para los teoremas matemáticos más profundos y complejos, creados mediante argumentos intuitivos.

Godel, demostró que cualquier sistema deductivo como la aritmética, contiene el enunciado que afirma” Soy indemostrable”; y al analizar el enunciado Soy Indemostrable y definir el concepto de demostrabilidad, afirmando que ningún enunciado falso es demostrable; es indemostrable y a la vez verdadero. De modo que el teorema de Godel, se aplica no sólo a la aritmética, sino casi universalmente a cualquier teoría formal, pero se han desarrollado lógicas polivalentes que permiten otras interpretaciones, nos dice Falletta.

Entendemos por Dogmatismo, la posición epistemológica para la cual no existe todavía el problema del conocimiento y, que da por supuesta la posibilidad y la realidad del contacto entre el sujeto y el objeto. Y es comprensible que el sujeto, la conciencia cognoscente, aprehende su objeto, posición que se sustenta en una confianza en la razón humana. Lo que no es problema para quién no ve que el conocimiento representa una relación y que es en esencia, una relación entre un sujeto y un objeto. Pasando por alto el sujeto y su función.

Según el Escepticismo, el sujeto no puede aprehender el objeto y, el conocimiento en el sentido de una aprehensión real del objeto, es imposible; por eso no debemos pronunciar ningún juicio, sino abstenernos totalmente de juzgar. Y mientras el dogmatismo desconoce en cierto modo el sujeto, el Escepticismo no ve el Objeto.

El Escepticismo metódico, consiste en empezar poniendo en duda todo lo que se presenta a la conciencia natural como verdadero y cierto, para eliminar de este modo todo lo falso y, llegar a un saber absolutamente seguro. Según éste, no se llega a un contacto del sujeto y el objeto. Por lo que a la conciencia cognoscente, le es imposible aprehender su objeto. No hay conocimiento y de dos juicios contradictorios, el uno es, por ende, tan exactamente verdadero como el otro, lo que significa una negación de las leyes lógicas del pensamiento, en especial el principio de contradicción. Y como no hay conocimiento ni juicio verdadero, se recomienda la abstención de todo juicio.

Según el escepticismo académico, es imposible un saber riguroso; no tenemos nunca la certeza de que nuestros juicios concuerden con la realidad. Nunca podemos decir, que ésta o aquélla proposición sea verdadera, pero sí podemos afirmar que parece ser verdadera y de que es probable.

No hay por tanto, certeza rigurosa, sino sólo probabilidad. También en la filosofía moderna, encontramos el escepticismo pero sin ser radical y absoluto. Afirma que el conocimiento es imposible, pero con esto, expresa un conocimiento con lo que incurre en una contradicción.

Se podría afirmar que el juicio “El conocimiento es imposible”, como dudoso y decir, que no hay conocimiento y, también esto es dudoso, pero también expresaría un conocimiento, el de que es dudoso que haya conocimiento.

La posibilidad del conocimiento es afirmada y puesta en duda a la vez, por lo que se dice que el escéptico no puede llevar a cabo ningún acto de pensamiento. Según ella, no hay verdad, ni certeza, pero si probabilidad.

El relativismo y el subjetivismo, señalan de que no hay ninguna verdad absoluta, ninguna verdad universalmente válida, ya que toda verdad es relativa y, tiene sólo una validez limitada. Y subraya la dependencia de todo conocimiento humano respecto de factores externos.

El subjetivismo, el relativismo y el pragmatismo, son en el fondo escepticismo y, su antítesis es el dogmatismo, que comparte con el criticismo la fundamental confianza en la razón humana, convencido este último de que es posible el conocimiento, de que hay una verdad y, a no reconocer límites al poder del conocimiento humano. Y se dice que su conducta no es dogmática ni escéptica, sino reflexiva y crítica.

P. F. S trawson, nos dice que ‘Verdadero’ no es un término descriptivo sino una declaración ejecutiva donde no enuncia nada sino que ejecuta una acción; que en este caso, es la de aceptar el enunciado o concordar con él. Afirmar que un enunciado es verdadero, es lo mismo que decir ‘Yo digo lo mismo’; y considerando que decir este enunciado es falso, equivale a afirmar ‘Yo digo lo mismo’, cuando nadie ha hablado. Kripke, demuestra que ante ciertos hechos empíricos, muchos enunciados vulgares acerca de la verdad y la falsedad pueden volverse paradójicos. Definiendo el término paradójico como un criterio de verdad no clásico, sino como la ausencia de criterio de verdad.

Kant, nos dice que razón desea ser satisfecha, por lo que podríamos presentarles a nuestros conceptos ampliados el objeto adecuado a ellos y entonces, no nos queda otra cosa que hacer, sino primero, examinar bien el concepto con el que queremos aventurarnos, más allá de toda experiencia posible, a fin de ver si está libre de contradicciones; y luego someter bajo conceptos puros del entendimiento, la relación del objeto con los objetos de la experiencia.
Claro, que por el puro concepto, todavía no se ha conseguido nada en cuanto a la existencia de ese objeto y en cuanto a la efectiva relación del mismo con el mundo; es decir, con el conjunto de todos los objetos de experiencia posible, puesto que nuestra razón no sólo siente ya una exigencia de poner el concepto de lo ilimitado, como fundamento del concepto de todo lo limitado.

Exigencia que lleva también a la suposición de la existencia de ese ser. Sin ese supuesto, la razón no puede indicar ningún fundamento satisfactorio de la existencia. Existencia de las cosas en el mundo y, todavía menos de la finalidad y orden que uno encuentra en todas partes en un asombroso grado.
Y, Goethe nos dice que una contradicción completa es tan incomprensible para el sabio como lo es para el ignorante, para el cuerdo y para el loco y se ha procurado en todos los tiempos, difundir el error en lugar de la verdad. Y es por esto que se charla tanto sobre cosas que no se entienden y por esto, hay locos que se empeñan en romperse la crisma para entender lo incomprensible. De que el hombre no escucha más que palabras, cree que estas palabras deben inducir por fuerza a la reflexión.

¿Es acaso ésta la primera que afirma tu vida en algo que ignoras por completo? ¿No te has atrevido por imperturbable calma a definir al mundo, a todo cuanto en él sucede y, hasta todos los planes que pueden concebir la mente y el corazón humanos? Y a pesar de eso, si desciendes al fondo de tu conciencia, me confesaras que no sabes de todo eso, más de lo que conoces hasta ahora.

El progreso científico, consistía en un movimiento hacia teorías que nos dicen más y más de una teoría de contenido cada vez mayor, pero cuanto más nos dice una teoría, tanto más excluye o prohíbe, y mayores son las oportunidades de falsearla. Esta consideración según Popper, dio lugar a una teoría en la cual, el progreso científico resultó consistir no en la acumulación de observaciones, sino en el derrocamiento de teorías menos buenas y su reemplazo por otras mejores, en particular por teorías de mayor contenido.

Aquellas teorías que no son más que conjeturas o hipótesis, no necesitan justificación; sin embargo, podemos dar a veces razones para preferir sobre las otras, una de las conjeturas competitivas a la luz de la discusión crítica de ellas. Para Popper, el determinismo científico, no afirma que podamos mejorar nuestras predicciones mediante el aumento de nuestro conocimiento, sino que exige que seamos capaces de calcular, a partir de nuestra tarea de predicción específica, el grado de precisión de la información inicial que nos es necesaria, para realizar la tarea de predicción.

Nuestro conocimiento puede aumentar constantemente, sin acercarse a esa clase especial de conocimiento que satisface el principio “de poder dar razón”. Simplemente no sabemos qué clase de condiciones iniciales pueden ser pertinentes a la tarea de predicción. No es sólo que no tengamos una teoría de la conducta que satisfaga “de poder dar razón”; hasta ahora no tenemos ni idea de dónde buscar.

Nos dice Popper que: Aprender a leer y escribir son los mayores acontecimientos en el desarrollo intelectual de una persona y, muy pocos pueden recordar lo que significó para ellos aprender a hablar. Todo lo demás es cuestión de atmósfera y de continuar el aprendizaje a medida que se va leyendo y pensando.
Desde hace mucho, existen genuinos problemas filosóficos que no son meros rompecabezas que surjan del mal uso del lenguaje y, no podemos imaginar ni que el espacio fuera finito ni que fuera infinito, ya que si es finito ¿qué hay fuera de él? El problema es parte de la primera antinomia de Kant, que constituye un serio y todavía irresuelto problema filosófico y, se dice que éste es el camino más seguro hacia la perdición intelectual, el abandono de los problemas reales por la de los problemas verbales.

Siempre hay una correspondencia, entre las leyes y fenómenos de los diversos planos de existencia y vida; y la comprensión de este principio aporta una de las opciones para solucionar muchas oscuras paradojas y secretos escondidos en la Naturaleza. Con éste, somos capaces de entender lo que de otro modo nos habría sido imposible captar, ya que es un principio de aplicación y manifestación universal. El conocimiento de correspondencia permite al hombre razonar inteligentemente desde lo conocido hasta lo desconocido.

Nada descansa, todo se mueve, todo vibra, lo que explica que las diferencias entre manifestaciones diferentes de materia, energía, mente e incluso espíritu, son resultado de frecuencias de vibración variables; en tanto, más alta la vibración, más alta es la posición en la escala de pureza en la conciencia.

Todo es Dual, todo tiene dos polos, todo tiene su opuesto que es semejante y no semejante y son lo mismo. Los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado, donde los extremos se encuentran y todas las verdades no son sino medias verdades y, todas las paradojas pueden ser reconciliadas. Lo que son antiguos axiomas herméticos.

Todas las verdades, no son sino medias verdades y así, toda verdad es medio falsa; y los opuestos son realmente sólo los dos extremos de una misma cosa. El mismo principio se encuentra en el plano mental, donde se puede transitar rápidamente del amor al odio y viceversa. Lo que la convierte en una fase de la alquimia mental, según estos conceptos herméticos.

Hay siempre una acción y una reacción; manifestaciones del universo y ley que se manifiesta en la creación y destrucción del mundo, en la vida de todas las cosas y finalmente en los estados mentales del hombre y donde, toda causa tiene su efecto y todo efecto tiene su causa, donde todo sucede de acuerdo con la ley de que los sucesos nunca son nada más porque sí y de que no existe la casualidad y, de que hay diversos planos de causa y efecto, donde el principio de género trabaja siempre en el objetivo de generar, regenerar y crear.

Y donde para el puro, todas las cosas son puras y para el ruin, todas las cosas son ruines.

La mente puede ser transmutada de estado a estado, de grado a grado, de condición a condición, de polo a polo y de vibración a vibración. Y de hecho, a partir de la astrología ha crecido la astronomía moderna, a partir de la alquimia ha crecido la química moderna y a partir de la psicología mística ha crecido la psicología moderna.

Los principios herméticos, nos dicen que el Universo es mental y de que todo es mente, lo que significa que la realidad subyacente del Universo es mente y en sí mismo, es mental. Donde hay muchos planos del Ser, muchos subplanos de vida y muchos grados de existencia y, todo depende del avance de los seres en su nivel de conciencia.

Los milagros del cambio, sólo se logran con esfuerzo, sacrificio, empeño, mucha voluntad y perseverancia; donde la realidad es muy diferente para cada persona que la vive, puesto que todos hacemos caso de unos aspectos e ignoramos otros. Y donde el mundo es siempre más rico que las ideas que tenemos sobre dicho mundo y, donde los filtros que ponemos en nuestras percepciones determinan en qué clase de mundo vivimos.

El lenguaje es un filtro, las creencias son un filtro, los recuerdos son filtros, los sentidos son filtros y, de ahí que muchas veces sea difícil entenderse; así dos personas pueden estar hablando de lo mismo y sin embargo dar la impresión de que se están refiriendo a dos cosas diametralmente opuestas y esto, es consecuencia de la forma personal que tiene cada ser humano, de organizar interiormente el mundo que percibe, como de la expresión única que de este mismo existe.

Todas las generalizaciones sobre las personas son falsas en algunas personas, porque cada persona es única y, todas son verdad en alguna persona, porque los opuestos también son ciertos. Donde no existen los fracasos, sino los resultados y, todo fracaso es información. Donde nuestras creencias son filtros de la realidad, por lo que si siempre haces lo mismo, siempre obtienes el mismo resultado y por consiguiente, hay que renovarse o morir.

En la creencia de que nuestro reducido conocimiento es el único conocimiento y en cuanto deja hechizado su sentido de la realidad, de forma que cada cual se inclina demasiado a tomar un concepto por datos y sus palabras por cosas reales. La mayoría de las personas sólo llegan a conocer, la mayor parte del tiempo, lo que pasa por la válvula reductora y, está consagrado como genuinamente real, por el lenguaje del lugar.

La percepción de cuanto está sucediendo en todas partes del universo, donde nuestras estrechas inteligencias individuales consideran como un cuadro completo o por lo menos, suficiente de la realidad. Quién toma mezcalina, no ve razón alguna para hacer nada determinado y, juzga carente de todo interés la mayoría de las causas por los que en tiempos ordinarios estarían dispuestos a actuar y sufrir. No pueden molestarse por ellas, por la sencilla razón de que tiene cosas mejores en que pensar. El interés por el espacio y el tiempo, casi se reduce a cero.

Hay un oscuro conocimiento de que Todo está en todo y, de que el Todo es realmente cada cosa. Según Aldous Huxley: Esto es lo más que una inteligencia finita puede acercarse a “percibir cuanto esté sucediendo en todas las partes del universo”.

El contenido Lógico de un enunciado o teoría, puede ser identificado con lo que Tarski ha denominado su clase de todas las consecuencias no tautológicas que pueden ser derivadas del enunciado de la teoría. Y en cuanto al Contenido Informativo, hemos de considerar la idea intuitiva de que los enunciados o teorías, nos dicen tanto más ‘Cuanto más Prohíben o Excluyen’; ideas intuitivas que conducen a una definición del contenido informativo, que ha parecido absurda a algunas personas, por lo que podemos decir que:

“El contenido informativo de una teoría, es el conjunto de enunciados que son incompatibles con la teoría”. Por tanto, hallamos que siempre que incrementa o disminuye la fuerza lógica o el poder o la cantidad de información de una teoría, deben incrementarse o disminuir igualmente tanto su contenido lógico como su contenido informativo.

Y la pregunta del origen del conocimiento: ¿Es la razón o la experiencia la fuente y base del conocimiento humano? ¿Cuál es el criterio que nos dice, si un conocimiento es o no verdadero? Cabe preguntar si además del conocimiento racional, hay un conocimiento que pudiéramos designar como conocimiento intuitivo, en oposición al de racional.

No tenemos ninguna razón para creer en el “Determinismo Científico”, si no tenemos ninguna razón para creer que el “Principio de Poder dar la Razón” resulta universalmente satisfecho. Y podemos afirmar que cualquier ejemplo de un problema de predicción incapaz de “Dar Razón”, destruiría al instante la doctrina del “Determinismo Científico”.

Nos dice Karl Popper, que es posible que continuemos aprendiendo cada vez más sobre un campo determinado y de que podamos continuar incrementando la precisión de nuestras predicciones; sin embargo, este crecimiento continuo de nuestra capacidad, puede no constituir una razón válida para la creencia de que el determinismo científico es válido, dentro de ese campo.

Nuestras predicciones pueden mejorar constantemente, sin embargo y al mismo tiempo, pueden ser obtenidas por métodos que ni siquiera sugieran que “El principio de poder dar razón”, está satisfecho. La Capacidad de dar razón, entraña la tesis de que seamos capaces de predecir”. La distinción del sentido común entre sucesos predecibles y los no predecibles, no es válido, porque esta distinción desaparece cuando obtengamos, tanto conocimiento sobre las leyes que las rigen, como sobre sus condiciones iniciales.

Lo que muestra que las semejanzas superficiales pueden ser muy engañosas y aunque puedan estar de acuerdo con la “Ley de la Causalidad universal”, es claro que no satisface el “Principio de Poder dar la Razón”.

La razón, no es tanto que haya dificultades para medir las condiciones iniciales, es más bien que la precisión de nuestras predicciones no puede perfeccionarse indefinidamente, por medio del perfeccionamiento de la precisión de las mediciones de las condiciones iniciales.

Argumento que algunos filósofos utilizan para refutar la idea del “Libre albedrío” y con ello apoyar indirectamente la idea del “Determinismo”, Hobbes argumenta así, que “La voluntad es también necesariamente “Causada” por otras cosas, sobre las que no decide”. Y por tanto, se desprende que “Las acciones voluntarias, tienen todas ellas causas necesarias”. Y, con la introducción de la idea de “Inferencia de motivos” a las acciones voluntarias, tal parece que la conexión entre “motivos y acciones voluntarias” es tan “regular y uniforme” como cualquier parte de la naturaleza, según Hume. Kant, sostuvo que una información psicológica completa, nos permitiría “Calcular de antemano y con certeza” de la misma forma que hacemos con los eclipses, la conducta del futuro de cualquier persona. A lo que Popper nos dice, que el hecho de que cierto logro tenga el carácter de novedad, es una cuestión de interpretación y de evaluación.

El determinismo científico, afirma mucho más la existencia de causas y de que esas causas nos permiten predecir un suceso con el grado de precisión que se desee. Por tanto, implica el principio de Poder dar la Razón, es decir, la posibilidad de calcular partiendo de la tarea de predicción, el grado de precisión con el cual las Causas como las condiciones iniciales deben ser conocidas, para poder resolver el problema de predicción. Algo para considerar que no será satisfecho nunca en el campo de la psicología.

La creencia de que si podemos perfeccionar indefinidamente nuestro conocimiento de las Causas, podemos hacer predicciones tan precisas como queramos, lo que es claro que no es cierto en general, ni siquiera lo es plausible.

El analista quizá pueda decir que podría realizar la predicción si contase con los datos suficientes. Pero no será capaz de establecer y dar razón de que datos serían suficientes para su propósito.

LO REAL Y LO APARENTE

La filosofía griega se inicia con la escuela de Mileto, fundada por Tales, quien consideraba que los fenómenos naturales obedecen a causas racionales y que es posible de la misma manera entenderlos mediante el uso de la razón. Y con esto, se da inicio a los métodos racionales y sistemáticos para entender la naturaleza y el abandono de las explicaciones de figuras celestiales y en vez de ver un mundo impredecible que funciona sujeto a los caprichos de los dioses.

Tales, postulaba un Cosmos en que todo ocurría de modo ordenado y predecible y de que los humanos son racionales y por ello, capaces de desentrañar los aparentes misterios del Cosmos, lo que contenía ya la semilla de la filosofía y de la ciencia occidental. El método de Tales para adquirir conocimientos fue: Pensar y Observar, Observar y Pensar, dejando de lado las creencias basadas en la religión. Anaxímandro por su parte como buen Monista, propuso una substancia sin propiedades o características propias sin especificidad, pero que podía convertirse en cualquier otra substancia material y cuyas características no podían ser percibidas directamente por los sentidos, situación que según Jiménez Domínguez, no era algo aceptable, ya que una hipótesis verdadera tiene que ser susceptible de contrastación.

Y según Parminides: Lo que Es, es y no pudo llegar a Ser ni puede dejar de Ser, porque tendría que haber surgido de la Nada o regresar a la Nada. Y, que por su misma naturaleza, no existe una consecuencia de esto, es que nada cambia y que el movimiento es una ilusión de los sentidos y lo verdadero es el Ser que lo llena todo y que permanece inalterable y por definición, el No Ser no existe.

Donde, el mundo aparente es una ficción creada por nuestros sentidos que se basa en la constante distinción que hacemos en nuestro pensamiento, entre lo que positivamente existe y sus opuestos. Y si el Ser lo llena todo, no hay espacio para el vacío y, como el movimiento sólo se puede producir cuando lo que existe pasa a ocupar un espacio disponible, se sigue que el movimiento de lo que existe no es posible; distinción entre apariencia y realidad.

Gorgios de Leontini, trato de probar que: Nada existe y de que si algo existe no podríamos conocerlo y de que aún conociéndolo, no podríamos comunicar nuestro conocimiento a otras personas.

El hombre es un extraño para sí mismo y, tal como somos, tal como vemos el mundo que nos rodea; el mundo exterior no existe, sólo existe el mundo interior. Nosotros somos los únicos que vivimos las consecuencias de nuestras decisiones, así que cambia el programa de tu vida.

Emile Noél, nos dice: “Dado que solamente accedemos a nuestra propia percepción de lo real”, toda discusión sobre la naturaleza de esto último es “Metafísico”.

La gente busca sentido a su vida: Lo más importante en la vida es encontrarle sentido. Y según Boris Cyrulnia: “Nuestra percepción selecciona ya las informaciones, organiza la estructura del mundo en función de nuestra propia organización neurológica e histórica.

Cada una de las personas está convencida de su creencia, puedes mostrarles su error, pero ella no puede cambiar. Acepta y préstate a los insoslayables encuentros: el instante, el inconsciente, la vida.

Todo es memoria, nos dice Ramana Maharshi e incluso, lo que tu llamas el futuro. Hasta el día en el que despiertes por completo y te mires en un espejo vacío. Si estuviéramos Todos en contacto con el mundo real único, Todo lo veríamos de la misma manera: sin interpretación personal, subjetiva. Y hablaríamos de él del mismo modo y, no habría juicio ni debate; todo sería evidente. Pero, nadie está de acuerdo con nadie.

La mayoría de las veces, confundimos saber lo que pensamos, con saber quiénes somos. Si excluimos de la acción concreta del entendimiento de la percepción casual, por medio de los sentidos y después, la de la pura intuición sensible en general, entonces queda el puro concepto del entendimiento, que abarca una regla del pensamiento en general. La propia lógica en general, se ha fundamentado de ese modo y quizás, de la razón, como método de búsqueda para pensar; método que con cuidado podría enriquecer la filosofía con muchas máximas útiles, incluso en el pensamiento abstracto.

Para el filósofo Alain: “El inconsciente es el cuerpo” y la enfermedad, es una curación superficial y limitada. La única que cabe plantearse en ese momento de emoción intensa, de estrés. El retorno a la salud no está en hacer algo, sino en “dejar de hacer” aquello que me pone enfermo.

Es por la nueva razón, por la que hay que orientarse y no, por un presuntamente oculto sentido de la verdad o una intuición exaltada, nos dice I. Kant. Y en la medida en que la razón es reflexiva, no se le considera sino la tarea de purificar de contradicciones el concepto racional común y, de defender a las máximas de una sana razón. El poder de orientarse en el pensamiento, esto es, lógicamente; una operación de la “razón pura”. Cuando, partiendo de los objetos conocidos de la experiencia, la razón desea extenderse más allá de todos los límites de la experiencia y no encuentra absolutamente nada como objeto de la intuición: aquí la razón. Y en la determinación de su propio poder de juzgar, ya no se encuentra en situación de someter sus juicios a una máxima determinada, según fundamentos objetivos de conocimiento; sino tan sólo, según un fundamento subjetivo. Y lo único que todavía queda, no es otro que el sentimiento de la exigencia de la razón.

Se puede estar asegurado contra toda equivocación, si uno no se aventura a juzgar en el caso de no saber tanto cuanto se requiere para un juicio determinante. En sí misma, la ignorancia es sin duda la causa de los límites, pero no la causa de las equivocaciones de nuestro conocimiento. Pero cuando es una exigencia efectivamente real y como tal, unida a la razón misma la que hace necesario el acto de juzgar y, cuando por otra parte, la carencia de nuestro saber nos limita respecto a los elementos requeridos para el juicio, entonces, es preciso que tengamos una máxima, según la cual podamos emitir nuestro juicio. La razón humana, cuyos dictámenes debemos aceptar, nos informa con respecto a lo que hemos llamado el Todo.

Como aquello que es la verdad fundamental y absoluta, es decir, la realidad sustancial que está más allá de toda denominación verdadera, pero que los sabios lo llaman, el Todo. Y que en su esencia, es incognoscible. Pero el dictamen de la razón debe ser recibido y tratado con respeto.
El Todo siempre es todo lo que realmente es.

El Todo es infinito, pues, no hay nada más para definir, confinar, atar, limitar o restringir.

Debe ser infinito o eterno, ya que debe existir siempre en continuidad, pues no hay nada antes que lo haya creado y cualquier cosa no puede desarrollarse a partir de nada y, si no hubiera sido alguna vez, incluso por un momento, no sería ahora.
Debe existir continuamente por siempre, pues no hay nada que pueda destruirlo y, nunca puede No ser, siquiera por un instante, porque algo, nunca puede convertirse en Nada.

Debe ser infinito en el espacio y debe estar en todas partes, pues no hay ningún lugar fuera del Todo. Y no puede ser más que continuo en el espacio, sin ruptura, cesación, separación o interrupción, pues no hay nada que rompa, separe o interrumpa su continuidad y nada con lo que rellenar los huecos.
Debe ser infinito en Poder o Absoluto, pues no hay nada para limitarlo, restringirlo, constreñirlo, confinarlo, perturbarlo o condicionarlo y, no está sujeto a ningún otro poder, pues no hay otro poder.

El Todo debe ser inmutable o no sujetarse a cambio alguno en su naturaleza real, pues no hay nada que pueda cambiarlo y nada en lo que podría cambiar, ni a partir de lo que podría haber cambiado.

No puede ser añadido ni sustraído, incrementado o disminuido, ni volverse mayor o menor bajo ningún concepto.

Debe haber sido siempre y debe permanecer siempre, justo lo que ahora es el Todo; nunca ha habido, no hay ahora y nunca habrá alguna otra cosa a la que pueda cambiar.

Aldous Huxley, nos dice: Siempre me ha parecido que mediante la hipnosis o la autohipnosis, por medio de una meditación sistemática o también tomando la droga adecuada, es posible cambiar mi modo ordinario de conciencia, hasta el punto de quedar en condiciones de saber, desde dentro, de qué hablan el visionario, el médium y hasta el místico.

Estaba convencido de que la mezcalina, me haría entrar en la clase de mundo interior descrito por Blake. Pero no había tomado en cuenta las idiosincrasias de mi formación mental, mi temperamento, preparación y hábitos.

El otro mundo al que la mezcalina me daba entrada no era el mundo de las visiones, ya que existía ahí mismo, en lo que podía ver con los ojos abiertos y el gran cambio se producía en el campo objetivo. Lo casi sucedido a mi universo subjetivo, carecía de importancia. Estaba contemplando lo que Adán había contemplado la mañana de su creación: el milagro, momento por momento, de la existencia desnuda.

Ni agradable ni desagradable, simplemente es. Que lo que la rosa, el iris y el clavel significaban tan intensamente era nada más y nada menos, que lo que eran, una transitoriedad; que era sin embargo vida eterna, un eterno perecimiento que era al mismo tiempo puro Ser, un puñado de particularidades insignificantes y únicas, en las que cabía ver, la divina fuente de toda existencia.

Creí advertir el equivalente cualitativo de la respiración, pero de una respiración sin retorno al punto de partida, sin reflujos recurrentes, con sólo un reiterado discurrir de una belleza a una belleza mayor, de un hondo significado a otro todavía más hondo. Y por primera vez comprendí, no al nivel de las palabras, no por indicaciones o a lo lejos, sino precisa y completamente, a que hacían referencia estas prodigiosas silabas; es otro modo de decir inteligencia, identidad, el vacío, la divinidad.

Al mismo tiempo y de modo no menos evidente, era cualquier otra cosa en que Yo o mejor dicho, el No Yo, liberado por un momento de mi asfixiante abrazo, quisiera fijar mi vista. Las flores brillaban con colores más vivos, con un significado más profundo. Y junto a la indiferencia por el espacio, había una indiferencia por el tiempo.

Había mucho tiempo, pero no importaba saber exactamente cuánto. La de un perpetuo presente formado por un apocalipsis en continuo cambio, en un mundo donde todo brillaba con la luz interior y era infinito en su significado.

Según Carl Jung, no debemos intentar aniquilar una neurosis; debemos esforzarnos por aprender aquello hacia lo que ésta apunta, lo que enseña, su significado y su objetivo. Incluso hay que aprender a estarle agradecidos; si no, se nos escapa lo esencial y hemos perdido la ocasión de conocer lo que somos en realidad. La enfermedad no es un fardo superfluo y vacío de sentido, es nosotros mismos, en tanto en cuanto “otro”, al que procuramos desalojar.

Una neurosis sólo está realmente reducida, cuando la evolución terapéutica ha liquidado la falsa actitud del YO. No es la neurosis lo que hay que curar, es ella la que nos cura… la enfermedad representa la tentativa que hace la naturaleza para sanarlo… El inconsciente elige el menor estrés siempre y, preferirá producir un síntoma antes que recordar un estrés mayor, como la memoria de un acto culpable.

Todo lo que no viene de la conciencia, lo que uno no quiere saber de sí mismo, lo que evitamos reconocer en nosotros mismos, nos lo encontramos más tarde en forma de destino.

Dice Katie Byron: Amar no quiere decir obtener placer o gusto. No se trata de algo sensual, erótico o egocéntrico. Sino de participar en el gran movimiento de la vida, incondicionalmente. Dice Echart Tolle: Todo aquello que rechazas lo refuerzas y todo lo que aceptas se transforma y se transforma en sí adecuadamente, más allá de tu control; y se transforma precisamente porque tú no has deseado que se transforme, sino porque lo has aceptado tal cual.

Para Svami Prajnanpad: Nosotros sólo vemos elementos particulares, como si actuásemos de manera independiente, cuando formas parte de un esquema… Es como una función de teatro, donde cada parte se interpreta como si fuera independiente. Pero no es independiente. Todo aquí es dependiente… no son sino partes del plan del autor, aunque parezcan actuar de manera independiente.

Christian Fléche nos dice:

La vida no tiene ningún problema, nosotros sí, ¡Y de todo tipo!... ¿Podemos ver las cosas de otra manera? Es decir: ¿Hay alguien que habite en las dos letras del YO?... Lo que en nuestra ignorancia, denominamos un problema… en realidad es un éxito inconmensurable, una dicha perfecta, y una obra de arte.
El inconsciente tiene un saber ilimitado que no podemos imaginar; es la suma de nuestros aprendizajes positivos y de nuestros aprendizajes positivos y de nuestros sufrimientos no solucionados, no conclusos, de la que nosotros tomamos por malas experiencias e inútiles. En realidad, inutilizadas… !Es lo que rechazáis lo que se convierte en un problema! En lugar de ser un aprendizaje.

Es, el “aún no consciente de nuestra ignorancia, de nuestros miedos y de nuestros hábitos” y, para algunos, es lo divino y para otros, el inconsciente de sí mismo. Es un espacio ilimitado de recursos, un espacio que no conoce el conflicto; el tema del sufrimiento, del cual, le es totalmente ajeno e inaccesible.

Todo problema consciente, en verdad se presenta para evitarme algo peor, mucho más hondo, oculto. El problema aparente, consciente, siempre es la solución de un problema más grande e inconsciente.

El estado de salud es nuestra base, sin causa original. Nada lo provoca. El silencio no lo producimos; dejamos de contaminarlo, de impedirlo.
¿Qué haces para estar enfermo? Encuentra la respuesta dentro de ti y páralo. Lo que haces para estar enfermo, forma parte de “tu realidad” o, de lo que tú tomas por la realidad.

A tomar conciencia nueva, a través del paisaje emocional de tu historia, que no es la tuya. El que pregunta, tendrá que aprender a vivir con la respuesta. Nuestra verdadera naturaleza es la felicidad.

El crecimiento de la conciencia es, el regalo más hermoso de la vida.
Lo que se convierte en un problema, es todo aquello que rechazamos… el imprevisto dramático son los únicos factores de evolución y de transformación de lo vivo… si la bacteria y el animal se transformaron, mutaron y, y fue gracias a los impactos externos, a las dificultades.
Otro tanto ocurre en cada una de nuestras vidas; son los imprevistos diferentes los que nos permitirán no solamente adaptarnos, sino así mismo cambiar y sobre todo, evolucionar hacia nuevos campos de conocimiento, de conciencia y de ciencia.

John L. Brooker, nos dice:

La verdad espiritual radica en nuestro interior y está al alcance de quién la busque.

Creamos nuestra propia realidad mediante el pensamiento.

Estamos en este mundo para compartir la gran fuerza que es el amor.

Somos seres infinitos que se manifiestan en este mundo de manera temporal.

El bien y el mal, no son otra cosa que valores subjetivos que dependen de lo que el observador considere aceptable.

El sufrimiento nos permite crecer al dotarnos de experiencia.

Nos dice Christian Singer: La insignificancia y la futilidad que reinan como dueñas y señoras, impiden el acceso a lo real y a la profundidad. Por eso he adquirido la certeza de que las catástrofes solamente vienen para evitarnos lo peor. Y ¿Hay algo peor que haber atravesado la vida sin marejada y sin naufragio, que haberse quedado en la superficie de las cosas, que haber gastado toda en el baile de las sombras?

El accidente que la mayoría de las veces rechazamos, el imprevisto dramático, ése es el único factor de evolución, de transformación de lo vivo. Un único principio “La aceptación”.

Las escuelas filosóficas principalmente el Estoicismo y el Epicureísmo, aparecen como una fuente de inspiración intelectual y espiritual de sorprendente modernidad… entendemos hoy que fueron una reacción a una profunda crisis política, social y religiosa y a la necesidad de encontrar una nueva comprensión del ser humano. La gran finalidad de los pensadores estoicos y epicúreos fue más práctica que teórica, quiénes trataron sobre todo de encontrar las vías para llevar una vida individual feliz a pesar de todas las adversidades.

El Estoicismo, tuvo una enorme influencia en la filosofía romana, renacentista y posterior. El Epicureísmo por su parte, ofrece unas propuestas éticas y la búsqueda de la serenidad, disfrute sabio de la vida, goce de los placeres espirituales, primacía de la amistad, muy deseables para el ser humano actual, nos dice Manuel Cruz.

La filosofía estoica, se ha dividido en física o conocimiento del cosmos, lógica y ética, donde la lógica incluye no sólo la lógica formal, sino la teoría del conocimiento, semántica, gramática y retórica, donde logos, según J. A. Cardona, es tanto lenguaje como razón, donde la física incluye la metafísica y es más bien filosofía especulativa de la naturaleza, donde la ética buscaba su aplicación práctica en la vida real, para facilitar la obtención de la felicidad y el bienestar… en el sentido de estar bien con uno mismo y con los demás y formar una unidad interconectada y orgánica, en la que todo contribuye a sustentar el designio ético de la filosofía, insiste Cardona.

Para Aristóteles, la lógica era una técnica de razonar que debía examinarse antes de proceder a pensar correctamente, una disciplina previa. Mientras que para los estoicos, pertenece plenamente a la filosofía, concibiendo un universo ordenado por una razón general El Logos. Y así, la razón humana puede identificarse con lo Universal, si se aprende a razonar del modo adecuado, mediante la lógica y, según Cardona, la posibilidad de que el pensamiento humano pueda abarcar y reflejar la estructura racional del universo, requiere lógicamente una Teoría del Conocimiento de gran envergadura, donde no se puede dar cuenta del cosmos con cuatro axiomas y un puñado de silogismos.

Con el pensamiento Idealista de Platón y la plenitud científica de Aristóteles, se había pasado del optimisma y confiado ímpetu de conocimiento del mundo exterior a un repliege individual sobre sí mismo; y, que es la noción superficial que existe acerca de las escuelas filosóficas más representativas del período helenístico, dado por las filosofías Cínica, Epicúrea, Estoica y Escéptica. Y si consideramos a la filosofía como una actividad puramente teórica, centrada en un conocimiento desinteresado de las ideas y la realidad, un afán por descubrir sometido a un método riguroso, dirigido a la esencia última de la realidad, las escuelas helenísticas representan una decadencia respecto a los pensamientos Platónico y Aristotélico. Y se dice que en el aspecto teórico, estoicos y epicúreos, no construyeron grandes sistemas interpretativos de la realidad, quedando muy por debajo de Platón y Aristóteles, alcanzando estos últimos, puntos muy altos en la atmósfera del saber.

Lo que buscaban estoicos y epicúreos, que anhelaban saber lo necesario para satisfacer lo que experimentaban como una necesidad acuciante y llevar una vida feliz conforme a la naturaleza humana. Donde las aspiraciones y la ambición teórica dejan paso a la necesidad ética, donde todo lo que no conduzca al saber existencial o vivencial humano, es lisa y llanamente, irrelevante.

La comprensión del lugar del hombre en el universo, requirió para ellos adoptar una teoría física de la realidad y reflexionar acerca de los componentes básicos de todo lo existente y, que también eran la de los seres humanos. Por lo que no le dieron la espalda al aspecto material de la realidad, donde su preocupación prioritaria, que es siempre ética, es precisamente por su necesidad de hallar con certeza lo que es bueno para la vida humana, en vez de ir dando tumbos y palos de ciego.

El estoicismo y el epicureísmo, coincidieron en distribuir su tarea filosófica en tres ámbitos: la teoría del conocimiento o estudio de la razón; física o estudio de la naturaleza y del cosmos; y ética o estudio de la naturaleza humana y, del tipo de vida más adecuado, es decir la concepción del hombre integrado en el cosmos, que requiere una comprensión del universo y además de la lógica y teoría del conocimiento.

El estoicismo, fue el más influyente en su tiempo, donde lo más destacado es su concepción de un mundo estructurado racionalmente, según un designio divino de orden metafísico y, una organización general que puede ser entendida por la mente humana de orden epistemológico, como este reflejo de la inteligencia cósmica en la inteligencia individual, donde de la comprensión de la naturaleza y organización del universo, dependen no sólo la sabiduría, sino del bien y la felicidad.

Donde el Cosmos, se experimenta como un organismo, un cuerpo unitario de partes interrelacionadas dotado de alma racional. Donde el “Mundo, Comprensión del Mundo y Comportamiento del hombre”, son los tres grandes centros de interés estoico y del epicureísmo, los cuales determinan sus tres principales campos de investigación filosófica: la física con elementos de metafísica; teoría del conocimiento con la lógica; epistemología, gnosiologia y ética.

Para Epicuro, el universo se reduce a átomos y vacío, donde nada puede surgir de la nada y, que el No Ser no puede transformarse en Ser y, Nada puede transformarse en Nada, lo que significa que el Ser no puede transformarse en No Ser. Lo que hace evidente para el hombre, que el Ser existe. Que hay materia y cuerpos físicos y de que también percibimos cosas que nacen de otras y cosas que desaparecen y, es necesario que haya algo que forme los cuerpos físicos que percibimos con nuestros sentidos, algo que no surja de la nada ni se transforme en nada. Donde los átomos son la materia esencial del Ser y son en sí mismos, eternos e indestructibles y que no se crean ni se destruyen.

Aprovecha el tiempo y el método te mostrará como ganarlo; y antes, toma un curso de lógica, que es la que ha de guiar tu espíritu. La lógica, le calzará para que ande derecho por el camino del pensamiento y no se pierda como un fuego fatuo en el espacio. Y que aún para las cosas más simples, harás en un santiamén, pues es por completo indispensable obrar con método y por tiempos. Y así también, vendrá el filósofo y te demostrará que debe ser de ese modo.

Y así nos dice Goethe, que si se quiere conocer y entender algo importante, se inicia desde luego por hacer abstracción de la inteligencia y sí se dispone de todos los elementos. ¿Pero cómo lograr el anhelado fin, si falta el lazo intelectual? Lo comprenderás todo mucho mejor cuando hayas aprendido a reducir y clasificar todo, como es conveniente. Y luego debes, ante todo, dedicarte a la metafísica, ya que en ellas podrás profundizar todo lo que no comprende la inteligencia humana y, por todo lo que pertenezca o deje de pertenecer a ella, recurrirás siempre a una palabra científica.

La razón, se convierte en la locura y el beneficio, en tormento. Y es muy fácil perder la senda que se debe tomar, en cuyo caso no habría para tu mal ningún remedio y, lo mejor que debe hacerse en materia tan delicada, es no hacer caso más que a uno mismo y, afirmar por la palabra del maestro; pero en suma, atente a las palabras si deseas llegar con paso firme y seguro al templo de la verdad.

Estudia bien el grande y el pequeño mundo. Sin resultados, intenta profundizar la ciencia, pues sólo aprende cada uno lo que logra aprender o también en las circunstancias, el saber aprovechar la oportunidad puede hacer grande al hombre. El arte y la ciencia no son suficientes, es necesaria la paciencia, por lo que necesitarás un espíritu tranquilo durante mucho tiempo, para confeccionarte, ya que sólo con el tiempo se da la fermentación de la virtud necesaria.

Nada hay para mí tan incoherente en el mundo como ver a un pobre diablo que pierde la paciencia. Una contradicción completa es tan incomprensible para el sabio como lo es para el ignorante, para el cuerdo y para el loco y el error, procede de que el hombre no escucha más que palabras y cree que éstas deben inducir por fuerza a la reflexión.

EL CRITERIO DE LA VERDAD

Los criterios de verdad, son los motivos, razones, puntos de referencia que nos permiten establecer si una proposición, un conjunto de ellas, una teoría o doctrina son verdaderas. Decimos que algo es verdad, porque resulta evidente y salta a la vista y que nadie en su sano juicio podría negarlo. De acuerdo con el criterio de autoridad, es verdad lo que determina la autoridad competente en la materia. También se considera que es verdad lo que decide la mayoría de manera dialogada y racional. Y según el criterio de coherencia, para que sea verdad, debe estar libre de toda contradicción, ya que algo incoherente, contradictorio, no puede ser verdadero. Y así también, se llega a admitir como verdadera, una proposición o un sistema teórico o doctrinal por sus consecuencias prácticas, donde los postulados o axiomas indemostrables por definición, se aceptan por sus consecuencias prácticas, esto es, la posibilidad de construir con ellos un sistema teórico impecable.

La religión, por definición, no se basa ni puede basarse en la razón, nos dice González Ruiz y, comparada con la ciencia, la religión ofrece una explicación, pero no produce ni convence a todos. En el caso de la ciencia, es creencia racional; en el caso de la religión, habría que utilizar por pura lógica, el principio de no contradicción o de tercio excluido; no racional, creencia no racional, es decir, el adjetivo de irracional. El concepto central de religión, no es un objeto que pueda presentarse en la experiencia ni directa ni indirectamente, es un ente que desborda toda experiencia espacial y temporal. Dios como ser eterno, infinito, omnipotente, omnisciente. No puede aparecer, en experiencia alguna concreta, en un determinado lugar o en un determinado momento, pues excede todo lugar y desborda todo tiempo; se salva al reconocer que es una verdad que escapa a la razón humana y que debe aceptarse, como dogma de fe, nos dice González Ruiz.

El éxito tiene muchos padres el fracaso en cambio es huérfano

Pitágoras, deseaba sintetizar el conocimiento de las doctrinas esotéricas de todo el mundo, en una cosmovisión exhaustiva; lo que posteriormente Leibniz llamaría “Filosofía Perenne”, y según el idealismo filosófico, ese fue el punto crucial y decisivo en la historia mundial.

El concepto de la verdad, se relaciona estrechamente con la esencia del conocimiento. Un conocimiento falso no es propiamente conocimiento, sino error e ilusión. Mas, ¿en qué consiste la verdad del conocimiento? Nos pregunta J. Hessen y según él, debe radicar en la concordancia de la Imagen con el Sujeto.

Un conocimiento es verdadero si su contenido concuerda con el objeto. El concepto de la verdad es, según esto, el concepto de una relación y, expresa esta relación, la relación del contenido del pensamiento de la Imagen con el objeto. Este objeto, en cambio, no puede ser verdadero ni falso y se encuentra en cierto modo, nos dice Hessen, más allá de la verdad y la falsedad.

Sin embargo, señala, una representación inadecuada puede ser, por el contrario, absolutamente verdadera. Pues, aunque sea incompleta, puede ser exacta, si las notas que contiene existen realmente en el objeto.

Pero no basta que un conocimiento sea verdadero, necesitamos poder alcanzar la certeza de que es verdadero. Esto suscita la pregunta: ¿En qué podemos conocer si un conocimiento es verdadero? Es la interrogante del criterio de la verdad. Los datos fenomenológicos no nos dicen nada sobre si existe un criterio semejante. El fenómeno del conocimiento implica sólo su presunta existencia, pero no su existencia real.

Cuando Pitágoras describe el elemento racional de la vida, comienza por formular un concepto paralelo, considerando que la vida puede explicarse en términos racionales sólo hasta cierto punto, dado que también incluye una gran parte de “irracionalidad”.

El conocimiento presenta tres elementos esenciales: el “Sujeto, la Imagen y el Objeto”. Con el Sujeto, se toca con la esfera psicológica, con la Imagen con la lógica y el Objeto con la ontológica. Sin embargo, podemos ver que la psicológica no puede resolver el problema de la esencia del conocimiento humano, ya que el conocimiento consiste en la aprehensión espiritual de un objeto.

Las enseñanzas relacionadas con el lado racional, son las que darían lugar a la ciencia y la tecnología, regulando y estructurando el mundo actual; en cambio, las irracionales, se consideraron peligrosas, provocando en ocasiones hostilidad. Pero también para personas como Plutarco, “quienes conocen las verdades superiores, consideran que los valores “serios” de la sociedad son difíciles de tomar en serio”.

Observando que si se contempla la vida de un modo subjetivo, en vez del objetivo, surgen patrones de manifestación distintos, ya que la vida objetiva es racional y está sujeta a las leyes naturales, pero experimentada de forma subjetiva, también es irracional. Y sucede que algunos personajes que más hicieron por ayudar a la humanidad a entender y dominar la realidad del universo, se sumergieron también a fondo en la ideología esotérica, como son los casos de Newton, Leibniz, Goethe y Pitágoras.

Pitágoras, por su amor a la sabiduría fue el primero en considerarlo como filósofo. Pero también Heráclito en Grecia y Lao-tse en China, trataron de definir racionalmente la irracionalidad de la vida. Y según J. Black, se sabía que los misterios esotéricos de iniciación, abocaban a los participantes a vivir experiencias sumamente intensas, a experimentar el miedo más atroz y los terrores y arrebatos más macabros y con esto, se deseaba proporcionar al candidato una autentica experiencia en el contexto de la filosofía idealista, que considera sentir de un modo genuino los espíritus y después los dioses.

Después de varias pruebas, se permitía que el candidato que las superaba con éxito, subiera a un lugar iluminado de luz, música y danza. El objetivo y esperanza de la iniciación era mística, pero el conocimiento práctico y científico, también estaban implícitos en esta experiencia ya que se les explicaba como se había formado el mundo material y el cuerpo humano.

Cicerón, escribió que cuando se lograba entenderlos, los misterios ocultos guardaban más relación con la ciencia natural que con la religión. Y así Sócrates hablaba de su demonio, refiriéndose al espíritu bueno que lo guiaba por la vida; en tanto que Ouspensky, se dio cuenta de que uno de los grandes propósitos del proceso de iniciación, era alterar su conciencia de tal forma, que fuera capaz de oír siempre su propia voz.

Sócrates, llevó a cabo el importante proyecto de transformar el instinto del Yo animal interior de los humanos, en conceptos. Y su filosofía, como la de Pitágoras, no es simplemente académica, sino que es también una filosofía de la vida, donde la finalidad de toda filosofía es, enseñar a morir. Surgieron no sólo la escultura y el teatro, sino también la filosofía y las matemáticas y la astronomía. Pero sobre todo, influyeron sobre la evolución de la conciencia.

Aunque la historia convencional da poca importancia a la evolución de la conciencia y, a pesar de que sabemos que: “Sólo una cosa puede sobrevivir a todas las pruebas de la vida, y es la de una conciencia tranquila”. A menudo el arte dramático, nos dice J. Black, nos demuestra cómo no sentimos lo que deberíamos sentir y, nos enseña nuevas formas de ser, sentir, pensar, desear y de percibir; es decir que nos abre un poco más la condición humana.

El espíritu creador me ha desechado; la naturaleza se cierra ante mí, el hilo de mi pensamiento está quebrado y estoy hastiado de toda ciencia, nos dice Goethe en Fausto. Haz pues que cada día se preparen para mí, nuevos encantos bajo la impenetrable velocidad de la magia, que se me permita sumergirme en el torbellino del tiempo y en los pliegues más secretos del futuro, para que el dolor y el goce, la gloria y la pena se den en mí confundidos ya que le es preciso al hombre vivir en una actividad eterna y no se ha señalado ningún límite ni objetivo.

No se trata aquí de dicha pasajera; al contrario, quiero consagrarme todo entero al vértigo a los placeres más terribles, al amor que está junto al odio; al desaliento que eleva. Mi corazón, curado de la fiebre del saber, no estará en adelante cerrado a ningún dolor; en cambio, también deseo sentir en lo más profundo de todos los goces permitidos a la humanidad, saber lo que hay de más sublime y profundo en ellos. Acumular en mí todo el bien y todo el mal, que es su patrimonio exclusivo y acabar por morir como la raza humana. Pero sólo una cosa me inquieta, el tiempo es corto y largo el arte.

Instruirte con un poeta y, dar rienda suelta a la imaginación y hacer que te infundan las más nobles cualidades, esto es: el valor del león, la agilidad del ciervo y encontrar el medio de unir la magnanimidad a la astucia. ¿Quién soy, si no se me permite llegar a esa corona de la humanidad a la que aspiran todos mis sentidos?

Sin resultado he reunido todos los tesoros del espíritu humano, puesto que en el recogimiento, no siento brotar en mí ninguna fuerza nueva, ni se ha aumentado mi grandeza en lo más mínimo; me he acercado al infinito, sin embargo eres lo que debes ser y por nada dejaras de ser lo que eres. Eso consiste en que todo lo veo como se ve con vulgaridad y, es preciso aprovecharnos antes de que se nos escapen enteramente los placeres de la vida.

Deja de reflexiones y lánzate al mundo, el hombre pusilánime es como el animal a quien se hace girar en torno a un páramo, mientras que se extienden a su alrededor pastos verdes y hermosos. Ya que no es este mas que un lugar de tortura, ya que no merece el nombre de vida el eterno fastidio que uno siente y causa. Deja ese triste estado. ¿Para qué quieres atormentarte por más tiempo sin fin alguno?

El Estoicismo, es en esencia un sistema ético, donde el hombre es una parte del universo y, todo su destino y actitud en la vida están condicionada por esta circunstancia. La razón humana, es el reflejo de las leyes del universo, ha de ajustarse a ellas su conducta y esta norma no puede ser otra que vivir de conformidad con las leyes de la razón que son también las de la naturaleza, donde todo lo demás carece de importancia; sólo el sabio es libre, pues es el único que comprende la ley y la cumple.

Tras mucho derramamiento de sangre, torturas, robos e injusticias, nuestra vida también se ha vuelto fácil y placentera y por tanto, en nuestro interior, albergamos un odio hacia nosotros mismos que evita que disfrutemos plenamente el momento y, de que vivamos la vida al máximo. Y hasta que llegamos a ese punto, nos dice J. Black, ignoramos cómo se supone que debe ser la vida.

Se cree que el universo en su creación, pasó de un estado de inexistencia a un estado de existencia material, existiendo la duda de si la materia se creó de una sola vez o si se sigue creando. También se dice que surgió del vacío una materia tenue, la cual era la Madre de Todo lo Vivo, ya que contenía en sí todo lo necesario para generar vida, pero que el potencial de vida del cosmos pudo haberse extinguido incluso antes de originarse y sin embargo, todo lo vivo contiene la semilla de su propio fin y es por lo que aquello que nos alimenta también es lo que nos destruye.

Todas las religiones creen que la mente precedió a la materia y, todas sostienen que la creación se produjo a través de una serie de emanaciones. Así, en el versículo del Génesis se dice: “En el principio existía la palabra y la palabra estaba con Dios, y la palabra era Dios, Todo se hizo por ella, y la luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la vencieron. Asimismo, Heráclito nos dice que la palabra existía antes de que existiera la Tierra.

Las doctrinas esotéricas se ocupaban de las sutiles energías que fluyen por el organismo, conocido como los Chakras, que actúan como sus órganos de percepción. En la medicina China, se cree que el flujo de energía de esta fuerza vital, llamada chi, da vida al organismo y que la enfermedad aparecía cuando esa delicada red de energía era bloqueada. Los Chakras son así mismo fundamentales para la tradición esotérica occidental y se pueden hallar tanto en el pensamiento egipcio como en el hebreo, y el mismo cristianismo primitivo tenía también una tradición oculta de Chakras, según J.Black.

La ciencia ha acuñado el término “biorritmo” para describir el modo en que la relación de la Tierra con la Luna y el Sol, marcada por la secuencia de las estaciones y por la sucesión del ciclo diurno y nocturno, influyen desde el punto de vista bioquímico en la fisiología de todo ser vivo; como por ejemplo, en los patrones del sueño. Interconexión que no se limitaba al ámbito corporal, sino que abarcaba también la conciencia.

Para los maestros de las escuelas mistéricas, era significativo que si se miraban los órganos internos del cuerpo humano desde arriba, su disposición fuera un reflejo del sistema solar, considerando que toda biología era astrobiología. Se creía que las complejas formas simétricas de las plantas, seguían los perfiles que las estrellas y los planetas describen al desplazarse por el cielo. Donde, las trayectorias que sigue un cuerpo celeste se sigue también en el movimiento de una hoja al crecer o de una flor, ya que creían que no hay nada en nuestro interior que no tenga su correspondencia en la naturaleza.

Y mientras que en la actualidad, nos gusta pensar que cada uno de nosotros tiene un centro de conciencia propio dentro del cerebro, en la antigüedad se creía que cada persona tenía varios centros de conciencia que se originaban fuera del cerebro. Y si en la actualidad creemos con toda naturalidad que la gente piensa, los antiguos consideraban que eran los pensamientos los que habitaban dentro de la gente.

Las plantas se reproducen por un método llamado “Partenogénesis”, mediante el cual de una parte de la planta nace una nueva, un brote que en cierta manera es una continuación de la planta que le dio origen, por lo que podríamos decir que ella no muere. En cambio, la evolución de la vida animal y su modo de reproducción del sexo, trajo consigo la muerte. Tan pronto se sintió con hambre y deseo, se experimento el descontento y la frustración, dolor y miedo.

¿Por qué el paso de la vida vegetal a la animal debía de producir estar marcado por este tormento? Se pregunta J. Black. En el Génesis se dice que Dios le dijo a la mujer: Tantas haré tus fatigas, cuantos sean tus embarazos ya que con dolor parirás a tus hijos. Y al hombre le dijo: “maldito sea el suelo por tu causa, con fatiga sacarás de él, el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá.

Al parecer, debido a esta caída los humanos deben sufrir, luchar y morir, pero ¿por qué? ¿quién es la serpiente, que enciende el deseo, en el mundo? Todos creemos saber la respuesta a esa pregunta, pero de modo ingenuo. El problema es que los responsables nos han dejado con la capacidad de comprensión de un párvulo.

Los hombres sabios, son tranquilos y carecen de pensamientos; sosegados y en calma, se libran de toda preocupación. Usan el cielo como techo y la tierra como su carruaje, las estaciones como sus caballos, y el Yin y el Yan como sus cocheros y, así Lao-Tse se nos presenta como el ideal de la perfección humana. Es el prototipo del “Hombre Perfecto”, que es a la vez santo y mago, místico y poeta, iluminado y hombre de ciencia, filósofo y líder espiritual. Y quien nos dice:

Es el Tao, el que susurra en las hojas de los árboles cuando son mecidas por el viento; es el Tao el que canta en los dulces trinos de los pájaros; es el Tao el que murmura en el suave barboteo de las fuentes; es el Tao el que mora en la majestuosidad de las altas cumbres y en la desolación de los desiertos.

Es el Tao una forma de vida, una manera de ser y de actuar, un modo diferente de ver la realidad y de estar en el mundo, una senda espiritual que nos pone en contacto y hace posible que logremos la armonía y la plenitud. El camino de la verdad, en el que el hombre se hace uno con la verdad suprema. Y es él, el que nos dice:

Antes de que fueran el Cielo y la Tierra, existía un algo perfecto e indistinto, silencioso e impasible. Permanece único e inmutable, se mueve por doquier.

Ama todas las cosas. El universo es Uno.
El Tao que puede ser expresado no es el Tao eterno. El No-ser es el inicio del Cielo y la Tierra, y el Ser es la Madre de todos los seres. El camino del No-ser conduce a contemplar la esencia maravillosa. El camino del Ser conduce a contemplar los espacios y sus límites.
En su unidad este Uno es el más profundo misterio y es la puerta por donde entran todas las maravillas.
Cuando los hombres conocen lo bello como tal, entonces reconocen lo que es feo.
Cuando los hombres conocen el bien como bien, entonces reconocen a la vez, lo que es el mal.
Es así como el Ser y el No-ser se generan mutuamente.
Lo difícil y lo fácil se complementan entre sí. Por eso el Sabio practica la No-acción y enseña sin hablar. Crea pero no posee, realiza pero no se apropia de nada. Y una vez concluida su obra no se la atribuye ni reclama mérito alguno.
El Tao fluye sin cesar y a pesar de eso no se agota, ni se desborda jamás. Es como un abismo sin fondo del cual han surgido todos los seres. Suaviza toda aspereza. Deshace todo enredo. Es tan profundo y misterioso, que parece que ha existido por siempre. ¡Parece anterior a Dios!
La bondad suprema es como el agua. La virtud del agua es que beneficia, sin haber conflicto, a todas las cosas. Permanece en los lugares más bajos que todo hombre desdeña y es por eso que está más cerca del Tao.
Por eso el Sabio, en su pensamiento, es más profundo, de su corazón, brota el amor y en su palabra, hay fe y sinceridad. Como no compite con nadie, se afirma a sí mismo y, por lo tanto, no hay reproches contra él.
Quien conoce a los demás, es sensato.
Quien se conoce a sí mismo, es sabio.
Quien vence a otros, es fuerte.
Quien se vence a sí mismo, es poderoso.
Quien consigue sus propósitos, tiene voluntad.
Quien se contenta con lo que tiene, es rico
Si sufrimos algún daño es porque tenemos un cuerpo y en el momento que dejemos de tenerlo ¿Qué daños podríamos sufrir?
Para poder gobernar a los hombres y servir al cielo, no hay nada mejor que la moderación.
Cuando hay moderación se fortalece el espíritu.
Cuando se fortalece el espíritu, se responde a cualquier situación.
Cuando se responde a cualquier situación, se tiene capacidad sin límites.
Cuando se tiene una capacidad sin límites, se puede gobernar el imperio.
Cuando se obtiene el gobierno del imperio, duramos eternamente.
Este es el camino para conseguir la existencia eterna y la iluminación permanente.
Quien sigue el Tao no desea la abundancia y por estar libre de posesiones puede ser humilde y al no tener compromisos, alcanzará la plenitud.
Necesitamos un crecimiento, pero de un tipo diferente ya que el crecimiento material consume recursos y produce desperdicios y conforme las economías se vayan orientando hacia los servicios, tendremos un crecimiento menos dañino. Es el crecimiento de los países ricos el que tiene que disminuir a fin de liberar espacios ecológicos para el crecimiento de los países pobres, para que pueda haber un acercamiento a las metas cruciales de aliviar la pobreza y detener el daño a los sistemas sustentadores de la vida.
Necesitamos dirigir nuestra experiencia científica y esfuerzo educativo a aprender cómo trabajar con la naturaleza ya que solamente a través del análisis integrado, se puede aspirar a comprender y resolver nuestros problemas más urgentes y complejos. Entre los factores multiplicadores que afectan la degradación ambiental, el papel del materialismo y su relación con la conducta moral, rara vez se discute, pero es claro que necesita un discurso científico y público más amplio y más serio.
Y contra todos los ciudadanos en general, que persiguen las riquezas y permanecen en una condición de miseria moral, el desprecio de Heráclito, abarca más allá de los límites de la ciudad y alcanza a gran parte de los hombres, al decirnos:
“Pues los mejores prefieren una cosa a todo: fama perpetua a lo mortal, mientras que la mayoría se hartan como bestias”. Los cerdos se complacen más en el fango que en el agua pura y los asnos preferirían el forraje al oro. Esta gris inocencia que inerme nos rodea… ¿Cuántos años hace que vivo en esta cobardía que nos asegura nuestra disciplina sin adversidades? ¿Desde cuándo llamamos bondad al miedo?
Apenas hay hombres que sean capaces de escuchar y comprender. Pero ¿escuchar y comprender qué? Los hombres no comprenden la unidad de lo que ven y si alguien como Heraclito, nos dice Palazzo, les muestra el vínculo invisible en el que se funda todo, la mayoría rechazan una auténtica comprensión y se aferran a su opinión, a un falso saber, incapaces de percibir la verdad.
Este rechazo …convierte a los hombres en incapaces de discernir lo cierto de lo falso, los hace más crédulos a las opiniones de la masa o a los discursos embaucadores de farsantes y supuestos sabios, los líderes de opinión más valorados de la época.
El hombre necio gusta de pasmarse ante cualquier razonamiento. ¿Qué sensatez o qué inteligencia es la de ésos? Dan crédito y toman al vulgo por maestro, sin saber que los más son malos y pocos los buenos! Meras creencias lo que el más acreditado conoce y custodia. La justicia se encargará de los artífices y testimonieros de mentiras.
Pero ¿Qué es lo que estas personas, sin duda tan doctas, no han comprendido? ¿Por qué se han quedado en la superficie de las cosas? El criterio de búsqueda es, pues, el pensamiento verdadero, es aquello que puede ser pensado, lo que el pensamiento piensa cuando piensa, lo que es necesario desde un punto de vista lógico. Pero un pensamiento necesario lógicamente, lo es si concibe Algo conforme a la necesidad, de lo contrario es un pensamiento vacío, un pensamiento arbitrario.
¿Qué es ese algo que se impone necesariamente al pensamiento, cuando el pensamiento piensa? Lo que el pensamiento piensa necesariamente es: Qué Es y Qué No es posible que No sea. Proposición que implica inmediatamente Qué No Es y Qué es necesario que No Sea.
Pero ¿Qué Es? y ¿Qué No Es? ya que ambas proposiciones carecen de sujeto. Y sin embargo, Parménides está enunciando la ley ineludible del pensamiento y de la realidad.

LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

La conquista conceptual de la realidad, comienza por idealizaciones, lo que para Mario Bunge, es algo paradójico. Ya que es preciso imaginar un objeto dotado de ciertas propiedades, que frecuentemente no serán sensibles, ya que se sabe bien que procediendo de esta manera, se corre el riesgo de inventar quimeras; pero, no hay otro medio, dado que la mayor parte de las cosas y de las propiedades están ocultas a nuestros sentidos y así también, el modelo conceptual despreciará muchos de los rasgos de la cosa y, que separará las características que individualizan los objetos. Y donde se ha convenido desde Aristóteles, en que no hay ciencia sino en lo general y, si un modelo no da todos los detalles que interesan, será posible en principio complicarlo.
La formación de cada modelo, comienza por simplificaciones, pero la sucesión histórica de los modelos es un progreso en complejidad. Se construyen modelos conceptuales los cuales sólo podrán darnos una imagen simbólica de lo real y, las otras vías que son la razón pura, la intuición y la observación, han fracasado y sólo los modelos construidos con la ayuda de la intuición y la razón y sometidos a contrastación empírica, han triunfado; y sobre todo, son susceptibles de ser corregidos en caso de necesidad. No son ejercicios académicos de matemáticas aplicadas, sino modelos teoréticos de objetos reales y, son teorías que especifican representaciones esquemáticas de objetos físicos.

Estas fantasías, tienen una intención que es la de apresar la realidad y al educarnos en la necesidad del análisis riguroso y exacto, nos conducen a una aproximación más crítica y matemática y finalmente a una mejor definición de la realidad. Y así, al trabajar con modelos de una dimensión, se llegan a despreciar complejidades reales y a cambio, se obtiene soluciones exactas que son más fáciles de interpretar que las soluciones aproximadas de problemas más complejos; pero también debemos esperar posibles fracasos, que al final pueden sugerir los cambios y modificaciones necesarios a fin de obtener modelos más realistas.

En resumen nos dice Mario Bunge, que para apresar la realidad, se empieza por apartar información, agregando luego elementos imaginarios o hipotéticos, pero con una intención realista y que para frutos, deberá injertarse en una teoría susceptible de ser confrontada con los hechos. Actualmente y por todas partes, se da el auge de las teorías generales y modelos específicos; donde observamos la victoria de la especulación exacta y sometida al control experimental sobre la acumulación ciega de datos, con demasiada frecuencia sin interés.

Esta revolución científica, ha sido posible por el acercamiento y la colaboración de biólogos, ingenieros, psicólogos, matemáticos, sociólogos y físicos, que dieron origen a un alud de nuevos planteamientos, nuevas teorías y nuevas disciplinas, como son la teoría general de sistemas, la cibernética, la teoría de la información, teoría de juegos, sociología matemática y lingüística matemática.

Consolidándose además, las áreas de biología matemática y psicología matemática. La teoría del conocimiento es una disciplina filosófica y según Delthey, lo primero que debemos intentar es descubrir un contenido objetivo común en todos aquellos sistemas, a la vista de los cuales se forma la representación general de la filosofía. La ciencia como la filosofía, es el estudio de las primeras causas y de sus principios.
Encontramos en todas ellas, una tendencia a la universalidad y, una orientación hacia la totalidad de los objetos, en contraste con la actitud del especialista. Hallamos aquí un punto de vista universal, que abarca la totalidad de las cosas. Y como notas esenciales de toda filosofía, se presentan primero la orientación hacia la totalidad de los objetos y segundo, el carácter racional cognoscitivo, de esta orientación, nos dice J. Hessen. Donde se considera a Sócrates, como el creador de la filosofía occidental y, con sus pensamientos y aspiraciones, se enderezan a edificar la vida humana sobre la reflexión y sobre el saber. Intentando hacer de toda acción humana, una acción consciente, tratando de elevar la vida humana con todos sus contenidos, a la conciencia filosófica.

Platón es el iniciador del Idealismo, para él la Idea es el modelo o paradigma de la existencia y, la Dialéctica es la ciencia que los estudia; y lo que para Demócrito es el átomo, para Platón es la Idea, punto de partida para entender el mundo. Aristóteles no fue un filósofo especulativo, pero lo sistematizó y formalizó en un cuerpo coherente y, en la base de este sistema de lógica, está el Silogismo, en el que dos premisas, permiten sacar una conclusión. La premisa, es un punto de partida que se toma como verdadero y no se cuestiona. La conclusión guarda con la premisa una relación de Necesidad.

El silogismo, es la base del pensamiento Deductivo, que procede de verdades generales hacia verdades particulares. Para Sócrates, la esencia de las cosas se encuentra en las cosas mismas. Introduce su teoría de las cuatro causas: la material, la eficiente, la formal y la causa final. En biología, sostuvo la existencia de las causas finales, de que todo tiene un propósito y un programa para su desarrollo y evolución o, Entelequía.
En las ciencias empíricas, el método inductivo-deductivo ha desempeñado un papel primordial. Mientras que en las ciencias formales, el papel primordial lo desempeña el método Deductivo. En síntesis, podemos decir que existen tres conceptos fundamentales que generaron corrientes perdurables en la Filosofía de la Ciencia, como son la de Demócrito con los átomos en su Materialismo, Platón con su Idealismo y Aristóteles con su Entelequia, teleología o teoría de las causas finales. Y según Cicerón, la filosofía se presenta como “La maestra de la vida”, “La inventora de las leyes y la guía de la virtud” y, se ha convertido en una filosofía de la vida.

La filosofía según esto, se presenta como una auto-reflexión del espíritu humano, sobre sus supremos valores teóricos y prácticos, sobre los valores de lo verdadero, lo bueno y lo bello. Los sistemas de Descartes, Spinosa y Leibnitz, revelan una misma dirección que es el conocimiento del mundo objetivo y, un modo de concepción del universo. Pero con Kant, la filosofía toma de nuevo el carácter de la autorreflexión, de la autoconcepción del espíritu y como teoría del conocimiento o, como fundamentación crítica del conocimiento científico.

También con Kant, se presenta la filosofía como una reflexión universal del espíritu sobre sí mismo; como una reflexión del hombre culto sobre su total conducta valorativa. Para J. Hessen, la teoría del conocimiento está conformada e implica la relación entre el Sujeto y el Objeto y, sus preguntas parten desde la relación entre ambos elementos, los cuales son: ¿Puede realmente aprehender el sujeto al objeto? Para Aristóteles, el hombre de experiencia parece ser más sabio que el que sólo tiene conocimientos sensibles, pero el hombre de arte lo es más que el hombre de experiencia y, la especulación es superior a la práctica. Es por tanto evidente, que la filosofía es una ciencia que se ocupa de ciertas causas y de ciertos principios; pero ¿De qué causas y de qué principios?

Se concede al filósofo, como conocedor del conjunto de las cosas, en cuanto es posible, pero sin tener la ciencia de cada una de ellas en particular o, como el que puede llegar al conocimiento de las cosas arduas, aquellas a las que no se llega sino venciendo graves dificultades. El conocer por los sentidos, es una facultad común a todos y, un conocimiento que se adquiere sin esfuerzos, no tiene nada de filosófico. Pero, el que tiene las nociones más rigurosas de las causas, es más filósofo que todos los demás en todas las ciencias.

El filósofo, no debe recibir leyes y sí darlas, ni es preciso que obedezca a otro, sino que debe obedecerlo el que sea menos filósofo. El filósofo que posee perfectamente la ciencia de lo general, tiene por necesidad la ciencia de todas las cosas, porque el hombre sabe de cierta manera todo lo que se encuentra comprendido bajo lo general y puede decirse también, que es muy difícil llegar a los conocimientos más generales, ya que se considera que sus objetos están mucho más lejos del alcance de los sentidos.

Entre todas las ciencias, son más rigurosas las que recaen sobre un pequeño número de principios, siendo más rigurosas que aquellas cuyo objetivo es múltiple. Conocer y saber con el solo objeto de saber y conocer, tal es por excelencia el carácter de la ciencia de lo más científica que existe. Lo más científico que existe, lo constituyen los principios y las causas, nos dice Aristóteles, ya que por su medio, conocemos aquéllos por las demás cosas; porque la ciencia soberana, la ciencia superior a toda ciencia subordinada, es aquélla que conoce el porqué debe hacerse cada cosa y este porqué, es el bien de cada ser, que tomado en general, es lo mejor en todo el conjunto de los seres.

Según Aristóteles, de todo esto que hemos dicho sobre la ciencia, resulta la definición de la filosofía que buscamos; admitiendo que ir en busca de una explicación y admirarse, es reconocer qué se ignora y por consiguiente, si los primeros filósofos, filosofaron para librarse de la ignorancia, es evidente que se consagraron a la ciencia para saber y, no por miras de utilidad.

Es preciso adquirir la ciencia de las causas primeras, puesto que decimos que se sabe, cuando creemos que se conoce la causa primera. Lo que hace que una cosa sea, está toda entera en la noción de aquello que ella es y, la razón de ser primera, es por tanto una causa y un principio. La mayor parte de los primeros que filosofaron, no consideraron los principios de todas las cosas, sino desde el punto de vista de la materia. Aquello de donde salen todos los seres, de donde proviene todo lo que se produce y a donde va a parar toda destrucción, persistiendo la sustancia misma bajo sus diversas modificaciones y, he aquí el principio de los seres, que así creen que nada nace ni perece verdaderamente, puesto que esta naturaleza primera, subsiste siempre.
En nuestro recorrido por la vida, independientemente de las ideas religiosas y filosóficas, no es raro que nos preguntemos cosas como: ¿quién soy? ¿de dónde, realmente venimos? ¿formamos, parte de un plan divino? Los libros sagrados nos hablan de la razón por la que estamos aquí. Sin embargo, las ideas que se exponen sobre la verdad, en gran medida son humanas y en muchos casos, la información que proporcionan han sido corregidas por personas que buscaron agregar sus propios conceptos y las ideas de sus épocas.

Todas las formas de vida en el planeta se han desarrollado en un entorno que no deja de transformarse y, se están adaptando a los constantes cambios; de manera que la versatilidad de la naturaleza, parece infinita. Pero a medida que la inteligencia crece, la necesidad de conocer la verdad también va creciendo. El plano terrenal, según John L. Brooker, es el escenario de la lucha entre el bien y el mal que se lleva a cabo y, el ganador, es nuestro YO interior.

No podemos decir qué se siente el no existir, ya que tener conciencia significa estar con vida, tener una identidad y percibir el mundo. Una vida sin propósito o razón alguna, parecería ser demasiado aburrida. Cada situación en que nos encontramos, representa un punto de elección. Estamos ahí, donde está dirigida nuestra mirada. Lo que tenemos que comprender es que somos un haz de energía que adopta la forma humana. Energía que se encuentra en constante movimiento y crea el ser individual, que somos nosotros, existencia que conocemos como conciencia.

Lo que nos hace individuos, no es el cuerpo ni la mente, ni el Yo, ni cualquier parte de los sentidos que nos permiten ver el mundo en nuestro alrededor.
El verdadero problema consiste en descubrir lo que realmente somos, cuando estamos despojados de lo externo, dejándonos a solas en el silencio de nuestra mente. No hay manera de conocer la verdadera realidad, ya que sólo podemos conocer la realidad del presente; y como ésta se está transformando constantemente, no nos queda más que aceptar nuestra visión de las cosas como la verdadera.

El aislamiento de las disciplinas académicas, contribuye a las dificultades, porque los problemas globales de largo plazo, involucran a muchas disciplinas académicas, especialmente entre las interconexiones entre ellas. La ecología, es una ciencia que trabaja en torno al holismo e integración de sistemas, ha desarrollado una visión del mundo adaptada para tratar con sistemas vivientes complejos. Es evolutiva y no lineal, reconociendo la incapacidad de escalar por simple agregación y, se está convirtiendo en el paradigma científico dominante bajo perspectivas inherentemente interdisciplinarias, con el fin de tejer el entramado completo de la Sustentabilidad.

La lógica, investiga los entes lógicos como tales, su arquitectura íntima y sus relaciones mutuas e inquiere la concordancia del pensamiento consigo mismo, donde el problema epistemológico se halla también fuera de la esfera lógica. Y cuando se desconoce este hecho, se dice que se cae en el logicismo, según Hessen. El Ser, por su parte, es objeto de la ontología, pero también resulta que la ontología no puede resolver el problema del conocimiento. Ni la psicología ni la lógica ni la ontología pueden resolver el problema del conocimiento.

Cabría pensar, nos dice J. Hessen, que la misión de la teoría del conocimiento queda cumplida con la descripción del fenómeno del conocimiento, pero no es así, ya que la descripción del fenómeno no es su interpretación y explicación filosófica, es lo que la conciencia natural entiende por conocimiento. Y según su concepción, el conocimiento consiste en forjar “una imagen del objeto” y, la verdad del conocimiento es la concordancia de esta “imagen” con el objeto. Pero averiguar si esta concepción está justificada, es un problema que se encuentra más allá del alcance del problema fenomenológico, ya que éste, sólo puede dar una descripción del fenómeno del conocimiento. Y es sobre esa descripción que hay que intentar una explicación filosófica, que es la misión propia de la teoría del conocimiento.

Nuestras teorías, comienzan con los mitos primitivos y por evolución, se tornan en teorías científicas; son realmente hechas por el hombre e intentamos imponerlas al mundo. Y podemos siempre adherirnos dogmáticamente a ellas si lo deseamos, incluso si son falsas. Pero si al principio tenemos que adherirnos a nuestras teorías, ya que sin teorías no podemos ni siquiera comenzar una investigación, ya que si no tenemos ninguna otra cosa que no guie y con el curso del tiempo, podemos adoptar una actitud más crítica hacia ellas y aún podemos intentar reemplazarlas por algo mejor si con su ayuda hemos aprendido dónde se encuentra el fallo de esas teorías. Y de este modo, puede surgir una fase científica o crítica del pensamiento, que está precedida necesariamente por una fase acrítica según Popper. Y para Kant, es imposible que el conocimiento sea como una copia de la realidad, pero parece que estaba bastante equivocado al suponer que cualquier conocimiento podría ser válido a priori.

Nuestras teorías, son nuestras invenciones y pueden ser meramente suposiciones defectuosamente razonadas, conjeturas audaces e hipótesis y con ellas creamos un mundo que no es el mundo real, sino nuestras propias redes, en las que intentamos atrapar el mundo real. Y lo importante es la comprensión, no de las imágenes, sino de la fuerza lógica de una teoría; su poder explicativo, su relación con los problemas relevantes y con otras teorías.
En un mundo físico Determinista, es decir “predecible”, está claro que no hay espacio para un comportamiento “indeterminista”; porque todo comportamiento consiste en sucesos dentro del mundo físico; pero por otro lado, podría parecer que hay espacios para estados de conciencia que no están determinados, pero ni los argumentos desde la conducta ni los argumentos desde la psicología, se basan en la experiencia y no podremos hablar de ellos o, en todo caso, seríamos incapaces de hablar de ellos. Y si el mundo físico fuera determinista y si el principio de “Poder dar Razón” fuera satisfecho en el campo de la física, nos dice Popper, entonces no habría necesidad de preocuparse por él, en los campos de la conducta y de la psicología.

Con lo que se muestra, que los argumentos del Sentido Común a favor del determinismo, igual que los argumentos filosóficos tradicionales, no son válidos y, que podemos esperar que los argumentos más fuertes provengan de la física clásica. Sin embargo, argumenta Popper, podemos explicar de forma general algunas razones, por las que el “indeterminismo” debería considerarse aceptable y porqué, la carga de la prueba, debería descansar sobre el determinismo.
Los argumentos del sentido común a favor del determinismo, parecen desaparecer cuando se les enfrenta al problema de la “capacidad de dar razón” y, de que se inclina a favor del indeterminismo. Y, apoya la opinión de que existen sucesos que son más predecibles y sucesos que lo son menos y que “Predeterminación y Predecibles”, son cuestiones de grado. Y, de que los organismos están menos predeterminados y son menos predecibles y que algunos de los sistemas más complejos como los organismos superiores, están menos predeterminados y, son menos predecibles que los inferiores. Los hombres producen cambios característicos e inconfundibles en su entorno físico y sin duda, el entorno físico puede corresponder, produciendo cambios característicos en los hombres. Pero para establecer la verdad del determinismo, habría que demostrar más cosas, como la de demostrar que las condiciones físicas anteriores a la presencia humana, pueden producir de forma predecible, la presencia de comportamientos humanos.

Pero, aunque sabemos mucho sobre las condiciones físicas producidas por los humanos, no sabemos nada sobre las condiciones físicas para la presencia humana. El indeterminismo, nos dice Popper, afirmar que existe al menos un suceso que no está predeterminado y no es predecible y que es un argumento que afirma que todos los sucesos son en principio, predecibles. Y en todo caso, aquel que propone la teoría más fuerte, debe aceptar la carga de la prueba y tiene que dar argumentos a favor de su teoría, incluyendo la capacidad explicativa de dicha teoría; pero, el determinismo, no pertenece a la ciencia, ni tiene capacidad explicativa alguna.

David Bohm, demostró que la existencia de una teoría determinista era formalmente compatible con los resultados de la mecánica cuántica y, de que no existe razón válida de que el determinismo tiene una base en la ciencia física, pero que de hecho existen fuertes razones que militan en contra. Y de que el carácter determinista de la mecánica newtoniana, era compatible con el indeterminismo y que además, mientras que es posible explicar la existencia de teorías deterministas sobre la base de micro teorías indeterministas y probabilistas, no es posible lo opuesto; con lo que con las conclusiones probabilistas, no es posible lo opuesto y, las conclusiones probabilistas no triviales, sólo pueden ser derivadas y explicadas con la ayuda de premisas probabilistas.

En otras palabras, según Popper, un término tiene que ser definido operacionalmente o de lo contrario carecerá de significado.

Para Platón: La justificación del poder de las leyes, de los tabúes y de las costumbres que brindan los filósofos, no apela a Dioses ni a genealogías heroicas, sino a fuerzas políticas en conflicto. Y en todo caso, a la necesidad de utilizar el temor para disuadir a los díscolos de conductas perturbadoras, donde según Epicuro, son los hombres quienes creamos dioses a nuestra semejanza y no al revés.

De Platón es el método del dialogo y la discusión que permiten el análisis para poco a poco conocer algo y luego ir más allá y en ellos sigue estando viva, activa y bullente la aventura de pensar. Con Descartes, la filosofía moderna aparece con un propósito aparentemente modesto: La de conocer cuál es el camino que se puede seguir para llegar al conocimiento y a la verdad. Descartes, no empieza como otros filósofos, preestableciendo verdades ni definiendo qué es el mundo, qué es el ser humano, qué es el alma, sino intentando buscar una ruta para llegar a conclusiones fiables.

La clave de la búsqueda, es el método que quiere decir “el camino”, un sendero que nos lleve a ideas que nos resulten claras y distintas; no aquellas confusas, que más o menos aceptamos, sin verlas con precisión. Reflexionando sobre muchos temas: físicos, astronómicos, fisiológicos y matemáticos y organizar un discurso y un método, creando un planteamiento para estar seguros de que hemos encontrado la verdad.

Cuestionándose: ¿Qué seguridad, puedo tener de algo? Y ya que puedo dudar de todo, lo que me han dicho, puedo dudar de lo que veo y de lo que toco y, si puedo dudar de todo, ¿de que puedo estar seguro? Tal parece que de la única cosa de que puedo estar seguro, es de mi duda misma, de que estoy aquí dudando y “si dudo, existo”. Y de esta certeza paradójica, la certeza de la duda, nace el pensamiento moderno.

Esta hipótesis representa la posibilidad de que la realidad no sea lo que yo supongo que es, a partir de mis sensaciones y raciocinio. Y si no hubiese un orden, la circunstancia de que una determinada idea sea clara y distinta, no garantizaría su verdad. Lo cual, es una profesión de fe; en la inteligibilidad de la naturaleza, Descartes es el artífice de convertir la “subjetividad”, de lo que es real y no es real, de lo que es verdadero y lo que no es verdadero.

Esa comprensión, es la que va a establecer lo que existe y no existe, lo que es y no es verdadero. Así, la inferencia deductiva, como la verdad, es objetiva o incluso absoluta, donde objetividad no significa que siempre podamos determinar si un enunciado dado es verdadero o no, ni de que podamos siempre determinar si una inferencia dada es válida. Y de que si hay muchos enunciados de los cuales podemos probar que son verdaderos, pero no podemos tener un criterio general de verdad, ya que si tuviésemos tal criterio, nos dice Popper, seríamos omniscientes, cosa que no somos.

Ni siquiera podemos tener un criterio general de verdad, aunque podemos describir conjuntos infinitos de enunciados que son verdaderos. No tenemos ningún criterio de validez.

Si nuestras probabilidades altas, son meramente probabilidades bajas que se han convertido en altas a causa de la inmensidad del tiempo disponible, entonces no debemos, que de este modo es posible explicar casi todo. Sería fácil considerar a la totalidad del mundo, como intemporal y, sólo necesitamos dar por supuesto que nunca inventamos una teoría, sino que siempre la descubrimos. Sin embargo, este punto de vista, no solamente deja sin resolver el problema, sino que lo convierte en insoluble desde un punto de vista racional.

John Herschel, planteó que en todo proceso de generación de conocimiento aceptado hay dos contextos: El del descubrimiento y el de la justificación, insistiendo en que para formular una ley o una teoría, lo menos importante es el método y, que lo más importante es tener la idea que nos permite formularla. Y para ello, poco importa el camino seguido, pero una vez formulada, debe ser sometida a verificación o prueba y en este proceso de justificación, sí importa mucho lo que se hace, es decir, que a partir de la observación del fenómeno, seguir un procedimiento sistemático de análisis y otro, mediante la formulación de una hipótesis.

Pero sin duda la confrontación con la realidad es el único criterio aceptable para juzgar la validez de una teoría.

Las Ciencias de la Complejidad”, se formaron como un campo de investigaciones donde se agrupan una serie de problemas, conceptos y métodos de enfoque, que son el resultado de la convergencia interdisciplinaria de ideas, que resultan de diversas disciplinas. Donde a pesar de la tendencia hacia la simplificación, incorporan al campo científico problemas, conceptos, métodos de enfoque y categorías novedosas, pero sobre todo, una nueva actitud científica, una nueva actitud hacia la ciencia, donde se han vuelto comunes los enfoques interdisciplinarios y transdisciplinarios, lo que ha permitido “ver” problemas viejos con “ojos” nuevos, nos dice Rolando Jiménez.

Lo que ha llevado a nuevas interpretaciones de los conceptos básicos de la disciplina y, a la extensión de los mismos, retroalimentando el campo original de conocimientos con la visión de los otros campos, por lo que se ha producido un entramado tan vigoroso en el conocimiento, que se ha dado un nuevo sentido a la idea de la antigua idea, de la unidad del conocimiento científico.


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