Globalización: Revista Mensual de Economía, Sociedad y Cultura


Mayo de 2020

Desde la crítica del indianismo hacia la crisis de los indianistas: una situación actual



Felipe Quispe Huanca y Esther Balboa postularon a la Presidencia y Vicepresidencia en las elecciones generales del año 2002. El MIP (Movimiento Indígena Pachakuti) fue el último partido político con tendencia indianista que disputó el poder en las justas electorales.
Fuente de imagen: https://www.bolivia.com/Especiales2002/Elecciones/fotogaleria/candidatos/g1_f6.asp



“Los ilustres intelectuales del indianismo, actualmente menosprecian la organización política, dando consejos de cómo hacer descolonización sin el poder, para consuelo del colonizado.”

El indianismo a lo largo de su historia, perturba a los diferentes gobiernos de turno, desde octubre del 2003, pasando por el Estado plurinacional hasta la actualidad, su discurso ha evidenciado que aún en pleno siglo XXI el racismo sigue vigente. Este es la fuerza del indianismo, su crítica ácida que devela políticas de racialización. Si bien esta ideología tuvo organización política con una gran historia desde el MITKA hasta el MIP, en la actualidad esta ideología no tiene una gran organización política que afronte los desafíos de la crisis post MAS. La intelectualidad del presente no hace carne o cuerpo, —como menciona Reinaga en sus libros— de la creación de un partido político propio como fue el PIB (Partido Indio de Bolivia).

Las mayorías colonizadas no son interpeladas por el indianismo, mucho menos se hacen eco en organizaciones sociales, en tiempos políticos, tampoco representan una propuesta política de poder. Los ilustres intelectuales del indianismo, actualmente menosprecian la organización política, dando consejos de cómo hacer descolonización, sin el poder, para consuelo del colonizado. Desde esta perspectiva debemos poner sobre la mesa algunas cuestiones que pueden sumarse al debate sobre la actualidad del indianismo; empezamos analizando al “sujeto” del indianismo, mencionando un breve repaso de su organización política en elecciones, examinaremos su praxis política, proponiendo que el problema principal de la actualidad del indianismo es su nula organización política, ¿de qué sirve una fuerte ideología si no tienes cuerpo en una representación política concreta?

La alegoría del indianismo: el sujeto indio

El indianismo tiene como sujeto principal al “indio” desde sus inicios. En la “Revolución india” su narrativa exclama ¡Viva el indio!, a partir de sus miserables condiciones socio-políticas. El sujeto indio toma conciencia, asume su identidad, lucha contra la sociedad colonial para liberarse de la opresión de la misma. Ésta es la narrativa esencial del sujeto indio. Este llamamiento al sujeto, actualmente tiene fricciones fuertes y si vamos al campo de lo abstracto, el concepto queda claro para los intelectuales indianistas; es así, sin embargo, en el campo de la relación social del sujeto que es invocado por el indianismo, por ejemplo, el indígena, el aymara, el quechua, el guaraní que tiene grandes problemas de auto identificación. Este “otro” sujeto puede entender su grave situación socioeconómica, pero auto identificarse como indio, es un escollo conceptual y existencial. Aún podemos afirmar que el término indio, no cuaja para quiénes son los llamados históricos del indianismo; con toda seguridad un chofer, un obrero, un comerciante puede afirmar con ímpetu “sí, soy aymara” ¿pero indio? Sectores de profesionales donde los aymaras asumen status de clase, más que identidad, exclamarán “sí soy quechua”, pero ¿indio?

La mención de la palabra tiene aún una actualidad colonial, en la relación social; el “indio” aún sigue significando insulto, afrenta y, es la palabra que más se usa para menospreciar a personas que vienen de sectores rurales; todo esto significa que aún el racismo impregna significados latentes que se renuevan.

¿Cómo organizar a grandes sectores “indígenas” teniendo en cuenta este escollo? Paradójicamente, cierto sector de “aymaras burgueses” logran su liberación por el gran comercio, sin que ello signifique que se auto identifiquen como indios y, sin trastocar el orden político colonial vigente.

La expansión indeterminada, un espacio sin movimiento indio

El Mallku, no sólo lideró todo el descontento de octubre del 2003, sino que fue testigo de la desaparición del MIP (Movimiento Indígena Pachakuti) en el año 2005 y éste, fue el partido que claramente tendrá lineamientos discursivos indianistas. El MIP, fue el último movimiento que tuvo una representación política en el parlamento, con seis diputados el año 2002. Desde que perdió su personería jurídica, no tenemos un partido que represente esa opción ideológica y fue el MAS, el que represento a las mayorías indígenas en el juego de la democracia.

El MAS, en sus primeros años, asumió su gobierno enarbolando a los indios y a Fausto Reinaga; la vicepresidencia del Estado llegó a publicar las obras completas de Fausto conjuntamente con el grupo MINKA el año 2015. Después, el gobierno del MAS se empoderó en el discurso indio y el grupo MINKA (Movimiento Indianista katarista) desapareció. Este grupo fue importante para poner en la agenda política de ese tiempo al indianismo de Fausto Reinaga, un discurso que pasará las fronteras mismas del Estado Boliviano, llegando a Perú, Argentina y Chile. Desafortunadamente, este movimiento indinianista-katarista, no pasó de ser un movimiento que dejaría la disputa política, la organización política de los “indígenas” en manos del MAS.

Ahora, vemos varias agrupaciones que inician su accionar ideológico asumiendo el indianismo más el katarismo (hay intelectuales académicos que asumen primero katarismo, después indianismo o, pasan a interpretar al indianismo casi como una razón logomática). Sin embargo, son intentos de expansión que después del MINKA, no tuvieron gran repercusión.

El común denominador, desde el grupo MINKA hasta la actualidad, son las siguientes: no cuentan con una organización política para la disputa por el poder; el discurso de la descolonización , per se, no subvierte a la misma realidad que critican. En segundo lugar, no existen organizaciones sociales indianistas que sean un brazo fuerte o cuerpo de la ideología. Una particularidad de la política, es que no puedes tener acción política sin organizaciones sociales, ejemplo es que el MIP tuvo al CSUTCB, como un gran aliado; después el MAS captó a otras organizaciones sociales y por último, los nuevos de intelectuales indios asumieron el campo de batalla ideológico desde la academia hasta el ciber2 activismo: Jiccha, Colectivo Curva, Warmis, etc., han dejado de lado el campo político para exponer las recetas de la descolonización sin el poder, del ciber activismo como consuelo. Al no proyectarse como partido político o como alternativa de poder, abandonando el campo fértil de la disputa política al desamparo de las masas indias, reflejo de que el indianismo también tiene crisis internas existenciales organizativas.

PUKARA Cultura sociedad y política de los pueblos originarios. Periódico Mensual Mayo 2020 Qollasuyu Bolivia Año 13 Número 165. Pp. 6,7.
http://www.periodicopukara.com/archivos/pukara-165.pdf



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