Globalización: Revista Mensual de Economía, Sociedad y Cultura


Noviembre de 2019

Se crean 11 nuevos centros de resistencia autónoma:
J.G.F. Héctor y David Walker


Mujeres y jóvenes zapatistas impulsan crecimiento organizativo:


¿puede la “revolución en permanencia” de Marx decirle algo a este momento?


¿Puede “la revolución en permanencia” hablarle a este momento?



En el último de su serie de comunicados de mediados de agosto, los zapatistas anuncian la expansión de su territorio rebelde mediante la creación de siete nuevos caracoles y cuatro municipios autónomos. Esto fue logrado a pesar del cerco gubernamental sobre sus comunidades. ¿Cómo fue posible? Los zapatistas resaltan dos factores:




  • Una, y la más importante, es el trabajo político organizativo y el ejemplo de las mujeres, hombres, niños y ancianos bases de apoyo zapatistas. De manera destacada, de las mujeres y jóvenes zapatistas. Compañeras de todas las edades se movilizaron para hablar con otras hermanas con o sin organización. Los jóvenes zapatistas, sin abandonar sus gustos y querencias, aprendieron de las ciencias y las artes, y así contagiaron a más y más jóvenes. La mayoría de esa juventud, principalmente mujeres, asumen cargos y los empapan de su creatividad, ingenio e inteligencia. Así que podemos decir, sin pena y con orgullo, que las mujeres zapatistas no sólo van delante para, como el pájaro Pujuy, marcarnos el camino y no nos perdamos: también a los lados para que no nos desviemos; y atrás para que no nos retrasemos (Y rompimos el cerco ).



Este primer factor es el factor subjetivo, es decir, las acciones e ideas de los sujetos de cambio. Ante todo, de los propios zapatistas, quienes han venido desarrollando una auténtica autonomía indígena desde hace más de 25 años. Pero también las otras personas, indígenas o no indígenas, organizadas o no organizadas, que no pertenecen al movimiento zapatista, son potenciales sujetos de cambio.



Al “contagiarles” su rebeldía mediante ciencias y artes, los zapatistas están precisamente tratando de despertar en ellos su creatividad revolucionaria. El crecimiento organizativo, que es una de las necesidades fundamentales de cualquier movimiento, sólo puede realizarse plenamente si se concibe a todos los sujetos, tanto dentro como fuera de éste, precisamente como sujetos, es decir, como agentes en autodesarrollo con capacidades teóricas y prácticas, no sólo como adición cuantitativa.



Pero esta importante acción de los zapatistas sería insuficiente sin la confluencia de un segundo factor:



La otra es la política gubernamental destructora de la comunidad y la naturaleza, particularmente la del actual gobierno autodenominado “Cuarta Transformación”. Las comunidades tradicionalmente partidistas han sido lastimadas por el desprecio, el racismo y la voracidad del actual gobierno, y han ido pasando a la rebeldía abierta o escondida. Quien pensó que con su política contrainsurgente de limosnas, dividiría al zapatismo y compraría la lealtad de los no-zapatistas, alentando la confrontación y el desánimo, dio los argumentos que faltaban para convencer a esos hermanos y hermanas de que es preciso defender la tierra y la naturaleza.



Este segundo factor es el objetivo, la realidad económico-social. Los zapatistas ponen aquí el acento sobre la “política contrainsurgente” del actual gobierno; sin embargo, como ellos mismos lo han señalado en documentos previos, “detrás” de dicha política se encuentra en realidad el movimiento objetivo del capitalismo. Es la lógica de este sistema, en su búsqueda de más y más ganancias, la que va generando las condiciones para que cada vez más personas pasen a “la rebeldía abierta o escondida”. Pero esto no es automático ni ocurre siempre en forma masiva.
Las personas se rebelan cuando sienten la necesidad de ello. Al “contagiarles” rebeldía, los zapatistas están precisamente tratando de activar el potencial revolucionario preexistente en sus condiciones de vida, conjuntando así los factores subjetivo y objetivo necesarios en todo proceso de transformación social. Sin el primero, la revolución quedaría a merced de la espontaneidad; sin el segundo, al del puro voluntarismo.



La lucha universal por la liberación




De este modo, los zapatistas nos están compartiendo implícitamente una metodología de transformación social que podríamos recrear en nuestros propios tiempos y espacios, con diferentes sujetos de revolución. Pero este planteamiento sólo nos muestra el inicio del camino, ya que el llamar a otras personas a organizarse no es aún la totalidad del cambio social; de hecho, para lograr éste, es necesaria sobre todo una comprensión crítica del capitalismo, el reconocimiento de que ninguna otra solución bastará más que deshacernos de este sistema y construir sobre sus cenizas uno nuevo, sobre verdaderos fundamentos humanos. ¿Cómo ir concretando esta visión en la forma de acciones desde abajo sin perdernos en falsas salidas? ¿Es posible y necesario hacer explícito el método zapatista, es decir, presentarlo en su dimensión universal como una filosofía de la emancipación humana que podríamos recrear en distintos tiempos y espacios?







Y no se trata de “repetir” el ejemplo zapatista, esto es, de simplemente tratar de duplicarlo. Asimismo, esta metodología no es sólo cuestión de los zapatistas, si bien su recreación/ concretización es sin duda producto de su particular creatividad. Al tiempo que la experiencia zapatista es suya y, en ese sentido, única, es también parte de un universal —una lucha universal por la liberación— a través del cual mujeres y hombres han desarrollado históricamente formas de enfrentarse a la opresión, resistiendo y rebelándose durante siglos. La humanidad ha hecho esto en cada sistema social opresivo, ya sea en la esclavitud, el feudalismo, el capitalismo/imperialismo, etcétera, en cada continente del mundo.



En el periodo “moderno”, el cual comenzó con el ascenso del capitalismo industrial, la humanidad se ha enfrentado a un enemigo común que ha buscado imponer su voluntad sobre las personas en todo el globo. La búsqueda de ganancias —en términos de Marx, plusvalor— nos ha atrapado a todos en redes opresivas y explotadoras que controlan nuestra fuerza de trabajo al tiempo que nos empobrecen y destruyen la naturaleza.



A la vez, la resistencia y la rebelión se han extendido cada vez más, y en ocasiones se han interconectado. La humanidad ha descubierto no sólo formas de resistir, sino de visualizar y comenzar a construir alternativas liberadoras.



No estamos hablando aquí sólo de qué tácticas y estrategias, de qué armas y acciones, sino también de una forma de actuar y pensar que tenga un doble ritmo: de la oposición, la resistencia, el decirle “¡no!” a la opresión, surge un “¡sí!”, un positivo, un deseo, ideas y acciones hacia una forma diferente de vida humana, no explotadora. Este “¡no”, del cual nace un “¡sí!”, es el camino de la humanidad hacia la liberación, hacia la plena libertad.



Una metodología revolucionaria



G.W.F. Hegel, un filósofo que observó esa lucha durante el tiempo de la Gran revolución francesa de 1789-1793, y que luego viró hacia la historia, desde la época de los griegos hasta su presente, le dio un nombre a esa lucha: la dialéctica. Hegel usó algunos términos complejos para describirla, llamándola “negación de la negación”.



Sin embargo, otro filósofo-activista revolucionario, Karl Marx, sacó esa metodología de su forma filosófica abstracta y la concretó como “revolución en permanencia”, queriendo decir que la humanidad en su mismísimo ser, en su subjetividad, en su “afán de universalidad”, continuará en resistencia y rebeldía de una forma permanente. La dialéctica, creada por medio de la revolución en la filosofía de Hegel, y más especialmente por la filosofía de la revolución de Marx, es un método de revolución permanente.



Es precisamente esto lo que los zapatistas están practicando/recreando. No porque necesariamente estén “copiando” a Marx, sino porque la dialéctica no está sólo en los libros, como una “filosofía”, sino en las acciones y el pensamiento vivo de las masas de seres humanos.



A menudo, el método aparece sólo implícitamente, y no siempre es reconocido de manera explícita. Conocer este método explícitamente es extremadamente importante para nosotros, de modo que no terminemos desviándonos en soluciones parciales, en el reformismo u otras trampas que nos impiden destruir totalmente el sistema explotador actual.


Sin duda, la “Cuarta Transformación” es una de estas trampas y desviaciones, tanto como lo fueron los regímenes autoritarios que experimentamos en la segunda mitad del siglo XX, a los que los zapatistas correctamente se resisten y oponen.




  • ¿Cómo hacer explícita la metodología en una forma que podamos reconocerla y practicarla a partir de nuestra propia creatividad, sin desviarnos en el camino? ¿No tendríamos acaso que captar el método de la dialéctica en su totalidad? Éste es el reto para todos nosotros como pensadores-activistas revolucionarios hoy.





Sujetos, capitalismo, organización




  1. Tomemos las tres dimensiones que están presentes en la práctica zapatista, según las mencionamos anteriormente:

  2. los sujetos revolucionarios,

  3. la resistencia al capitalismo, tal como es llevado adelante por la “Cuarta Transformación”, y

  4. la construcción de organización revolucionaria. En todas estas tres áreas, Marx tiene mucho que aportar para ayudarnos a hacer explícita esta metodología, esta forma de pensar y hacer.






  1. Sujetos de revolución. En contra de quienes distorsionan el concepto de Marx sobre los sujetos, incluyendo a muchos de los “marxistas” de hoy, Marx no veía sólo al proletariado industrial como sujeto revolucionario. Él escribió sobre los campesinos, tales como los que había en Rusia, y sobre su forma comunal, el mir, en tanto posible fuente de transformación revolucionaria. Reconoció a las mujeres como actores importantes del cambio social, señalando su actividad en la Primera Internacional, así como haciendo notar el importante rol de las mujeres indígenas iroquesas en la decisión sobre la guerra o la paz en América del Norte. Destacó a la dimensión afro en las revueltas esclavas en Estados Unidos como algo crucial para la liberación de los trabajadores: “El trabajo cuya piel es blanca no puede emanciparse allí donde se estigmatiza el trabajo de piel negra”, anotó en El capital. Para Marx no sólo era cuestión de reconocer a los diversos sujetos revolucionarios, sino de concebirlos pensando y actuando en una forma emancipadora. Estas nuevas “fuerzas y pasiones” eran la fuente de ideas revolucionarias, de la teoría de la revolución de Marx.

  2. El orden socioeconómico del capitalismo. Fue Marx quien analizó profundamente la lógica y las graves contradicciones del capitalismo. Estudiar seriamente El capital de Marx es darse cuenta de que esta obra no es sólo un exhaustivo análisis económico del capitalismo, sino una expresión del humanismo y la dialéctica de Marx. A diferencia de muchos “marxistas” del siglo XX y ahora del XXI, los cuales definen al capitalismo en términos de relaciones de propiedad (propiedad privada = capitalismo, propiedad estatal = socialismo), el análisis de Marx se centra sobre las relaciones de producción, sobre las relaciones humanas en el punto de la producción. Sin una transformación de estas relaciones, en las cuales el trabajo de hombres y mujeres es visto como una mercancía; sin una abolición de la ley del valor, no podremos deshacernos del explotador sistema capitalista. El capitalismo, ya sea privado o estatal, ¡es capitalismo!, y no un camino hacia el socialismo. La “Cuarta Transformación” no es vía alguna hacia la liberación humana.

  3. La necesidad de organización revolucionaria. Marx no desarrolló una teoría de la organización, pero sí tuvo un concepto de qué habría de ser ésta. En primer lugar, reconoció que la autoactividad de las masas, tal como en la Comuna de París de 1871, debía ser la fuente de cualquier transformación social. Sin una relación con la autoactividad de las masas, ninguna organización revolucionaria sería auténticamente viable.



Al mismo tiempo, Marx reconoció la necesidad de que los pensadores-activistas revolucionarios estuvieran organizados. De allí su participación en distintas organizaciones, desde la Liga Comunista en tiempos de las revoluciones de 1848 hasta la primera Asociación Internacional de los Trabajadores en la década de 1860. Pero Marx nunca vio a la organización revolucionaria por separado. Ésta no podía distanciarse de la autoactividad de las masas, so pena de convertirse en una mera secta elitista. Igual de importante, Marx se negó a separar la organización revolucionaria de una organización del pensamiento. La organización revolucionaria del pensamiento estuvo en el centro de todos los escritos de Marx, extendiéndose hasta la profundidad de El capital.



Cuando los revolucionarios presentaron sus “programas” sin una seria consideración de la organización revolucionaria del pensamiento que Marx había estado desarrollando por décadas, él no dudó en hacer una fuerte crítica. De allí su Crítica al Programa de Gotha de 1875, escrita contra aquellos “marxistas” y otros que habían fallado en captar lo que era necesario para superar al capitalismo.



En cada una de estas tres áreas, que son justamente objeto de reflexión para los zapatistas, Marx puede ser de mucha ayuda. No porque él tenga “la respuesta”—sólo nosotros, en tanto revolucionarios vivos, podemos desarrollar ésta—, sino porque nos ofrece una metodología crucial: la dialéctica, la dialéctica de la revolución permanente, la cual se puede volver auténticamente nuestra cuando comprendemos su significado y la recreamos en la práctica con nuestra creatividad.



Una filosofía de la revolución en permanencia



Queremos cerrar con Marx, no sólo como filósofo revolucionario, sino especialmente como filósofo de la revolución en permanencia. Nos centramos en esto no para llamar a la revolución en abstracto, sino para decir que la dialéctica es cuestión del “movimiento absoluto del devenir”, el cual no se detendrá hasta que la humanidad sea libre.



En la última década de su vida, Marx estuvo estudiando la comuna campesina rusa, el mir. Vera Zasulich le había preguntado si esta forma campesina de organización y vida colectiva podría convertirse en el fundamento para que Rusia pasara por alto al explotador sistema capitalista y fuera directamente al socialismo. Marx estudió la economía rusa y se involucró seriamente con la cuestión. En un borrador de su respuesta escribió lo siguiente:




  • [...] gracias a una combinación única de las circunstancias, la comunidad rural, que existe aún a escala nacional, puede deshacerse gradualmente de sus caracteres primitivos y desarrollarse directamente como elemento de la producción colectiva a escala nacional. Precisamente merced a que es contemporánea de la producción capitalista, puede apropiarse todas las realizaciones positivas de ésta, sin pasar por todas sus terribles peripecias. Rusia no vive aislada del mundo moderno [...]

  • Por una parte, la “comunidad rural” ha sido llevada casi al último extremo y, por otra, la acecha una poderosa conspiración con el fin de asestarle el golpe de gracia. Para salvar la comunidad rusa hace falta una revolución rusa [...]

  • Si la revolución se produce en su tiempo oportuno, si concentra todas sus fuerzas para asegurar el libre desarrollo de la comunidad rural, ésta se erigirá pronto en elemento regenerador de la sociedad rusa y en elemento de superioridad sobre los países sojuzgados por el régimen capitalista (Proyecto de respuesta a la carta de V.I. Zasulich. Marxist Internet Archive).



Por supuesto, vivimos cerca de un siglo y medio después de que Marx escribiera estas palabras, y las circunstancias de la resistencia y rebeldía zapatistas no pueden ser comparadas en una relación de uno a uno con la comuna campesina rusa de la que Marx está hablando aquí. No obstante, la transformación revolucionaria de la sociedad sobre la que Marx llama la atención es más necesaria hoy que nunca. Los tentáculos del capitalismo se extienden a cada rincón del planeta.



Por supuesto, los zapatistas están conscientes de ello. De allí su insistencia en la acción para romper cualquier intento de mantenernos aislados; de allí que propongan “semilleros” para discutir ideas críticas en torno a la transformación social.



El desafío para nosotros es “unirnos” a ellos. Unirnos en nuestros propios calendarios y geografías. Unirnos a ellos en reunir a la práctica con la teoría, en proyectar la acción y el pensamiento revolucionarios. Como Praxis en América Latina, vemos el concepto de la revolución en permanencia de Marx, la dialéctica viva, como algo clave para ayudarnos a lograr esto.



Caracol zapatista



Revista PRAXIS EN AMÉRICA LATINA – La práctica con la teoría y la teoría con la practica. Edición #28 Octubre-noviembre 2019. Pp.1-2.


http://www.praxisenamericalatina.org/



Convocatoria al Encuentro Zapatista Internacional de Mujeres que Luchan (fragmento)



PRAXIS en América Latina Página 9 No. 28 Octubre-noviembre 2019



Ejército Zapatista de Liberación Nacional


México. Septiembre del 2019.


A las mujeres que luchan en todo el mundo.


Hermana, compañera, mujer que lucha:</p>

Te saludamos como mujeres que somos, como indígenas y como zapatistas.



Tal vez te recuerdas que en el Primer Encuentro hicimos un acuerdo de que tenemos que estar vivas. Pero pues, claro, lo vemos que sigue la matazón y la desaparición de mujeres. De todas las edades y de todas las condiciones sociales. Nos asesinan y nos desaparecen porque somos mujeres. Y, además, todavía nos dicen que es nuestra culpa, que porqué nos vestimos como nos vestimos, que porqué andamos donde andamos, que porqué a tales horas en tales lugares. Y entonces, en los malos gobiernos no falta quien, hombre o mujer, que salga con una estupidez que nos dicen que entonces ya no debemos salir. Según ese pensamiento, entonces las mujeres deben estar siempre encerradas en sus casas, no deben salir, no deben estudiar, no deben trabajar, no deben divertirse, no deben ser libres.



Como que lo vemos claro que el sistema capitalista y patriarcal es como un juez que ha dicho que somos culpables de haber nacido mujeres y por tanto nuestro castigo por ese delito es la violencia, la muerte o la desaparición.



Cuesta mucho, hermana y compañera, ponerlo en palabras, porque es como una maldad muy grande que no se le puede poner un nombre. Y si ahora se dice “feminicidio” o como le pongan, no se ve que cambia nada. Siguen las muertas y las desapariciones. Y luego nuestras familias, nuestras amistades, nuestras conocidas, todavía tienen que luchar porque no nos maten o desaparezcan otra vez, cuando dejan sin castigo a los culpables o dicen que tuvimos mala suerte o, peor todavía, dicen que nosotras nos lo buscamos.





Con perdón, hermana y compañera, pero eso es una estupidez muy grande. Todavía que tenemos que luchar contra la discriminación en la casa, en la calle, en la escuela, en el trabajo, en el transporte, con conocidos y con desconocidos, aparte es que dicen que buscamos morirnos. No, no morirnos, sino que nos violen, que nos asesinen, que nos descuarticen, que nos desaparezcan.



Quienes dicen así son machistas o mujeres con pensamiento de machistas.



Compañera, hermana, como el acuerdo que tuvimos en el Primer Encuentro es estar vivas, pues como que tenemos que dar la cuenta de qué hemos hecho o qué no hemos hecho para cumplir ese acuerdo.



Por eso estamos convocando a este Segundo Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan con un solo tema: la violencia contra las mujeres.



Y ese tema en dos partes: una de denuncia y otra de qué vamos a hacer para parar esa masacre que nos están haciendo.



Entonces pues a eso te invitamos, hermana y compañera, que nos reunamos y saquemos toda nuestra rabia y digamos claro todo lo que están haciendo en todas partes.



Porque lo que vemos es que como que pedacean nuestro dolor: una violada por un lado, una golpea-da por otro, una desaparecida por allá, una asesinada más acá.



Hacen así para que pensemos que es problema de otra mujer en otra parte, que no nos va a tocar a nosotras, que no es tan grave, que los malos gobiernos lo van a resolver.



Pero lo vemos que no es así, que sí nos va a tocar a nosotras o a alguien cercana a nosotras, que sí es grave, muy grave, y que los malos gobiernos no van a hacer nada, sólo van a hacer declaraciones y a decir que van a perseguir, pero no a los asesinos, a los violadores, a los secuestradores, sino a las mujeres que con rabia rompieron vidrios o pintarrajearon una piedra.



Así está el sistema capitalista patriarcal, hermana y compañera. Así está la cosa que vale más un vidrio o una pared rayoneada, que la vida de una mujer.



Y eso no puede seguir, de veras.



Mira, te contamos que hace algunos años, antes de nuestro alzamiento y el inicio de la guerra contra el olvido, acá en las fincas valía más un pollo que la vida de una indígena. ¿No se puede creer? Pues sí, así decían los finqueros. Ahora nos están diciendo peor como mujeres que somos, porque lloriquean y se escandalizan por un vidrio y una pintada que dice la verdad.



Y la verdad no es sólo que nos están violando, asesinando y desapareciendo. Eso sí, pero también la verdad es que no nos vamos a quedar como que no pasa nada, bien portaditas y obedientes.



Tanto nos atacan que hasta ya parece que es un negocio del sistema. Si hay más mujeres asesinadas o desaparecidas o violadas o violentadas, entonces hay más ganancias. Tal vez por eso no se detiene esta guerra contra las mujeres. Porque ya no se puede creer que, cada día, son desaparecidas o asesinadas mujeres en todas partes, y el sistema sigue tranquilo, contento, sólo preocupado por la paga.



De repente puede ser que, si seguimos vivas, si no somos violentadas, entonces se arruina el negocio. Como que también habría que analizar si, al mismo tiempo que sube el número de mujeres violentadas en el mundo, suben también las ganancias de los grandes capitalistas. Tantas golpeadas, tantas desaparecidas, tantas asesinadas, igual a tantos millones de dólares o de euros o de la moneda que sea.



Porque lo sabemos bien que el sistema sólo atiende lo que le afecta la ganancia. Y lo sabemos bien también que el sistema hace ganancias de las destrucciones y las guerras. Entonces pensamos que nuestras violencias que tenemos, nuestras muertes, son pues ganancia para el capitalista. Y nuestras vidas, nuestras libertades, nuestra tranquilidad, son pérdidas de dinero para el sistema.



Entonces queremos que vengas y que digas claro tu denuncia. No para que la escuche un juez o un policía o un periodista, sino que para te escuche otra mujer, varias mujeres, muchas mujeres que luchan. Y así, compañera y hermana, tu dolor no esté solo y que se una con otros dolores. Y de tantos dolores que se unen no sale sólo un dolor muy grande, también sale una rabia que es como una semilla. Y si esa semilla se crece en organización, pues el dolor y la rabia se hacen resistencia y rebeldía, como decimos acá, y dejamos de esperar a que nos toque o no nos toque la desgracia, y nos ponemos a hacer algo, primero para detener esa violencia en contra nuestra, luego para conquistar nuestra libertad como mujeres que somos.



Porque ésa es nuestra experiencia en nuestra historia como mujeres, como campesinas, como indígenas y como zapatistas.



Nadie nos va a conseguir la paz, la libertad, la justicia. Tenemos que luchar, hermana y compañera, luchar y arrebatárselas al Mandón.



Por eso la invitación al tema de violencia contra las mujeres no es sólo a denunciar, también a decir qué se hace o qué se hizo o qué se puede hacer para detener esos crímenes. Lo sabemos, porque lo escuchamos y lo miramos en tus participaciones en el Primer Encuentro, que hay muchas formas o modos de la lucha como mujeres que somos. Lo sabemos que unas dicen que más mejor su forma, que la forma o el modo de otras no sirve, y muchas cosas que se dicen. Está bien si se discute aunque no se llegue a ningún acuerdo.



Pero el problema que miramos nosotras zapatistas, es que para poder discutir y pelearnos quién es más mejor feminista, pues primero tenemos que estar vivas. Y nos están matando y desapareciendo.



Entonces la invitación a este encuentro es para un solo tema: violencia contra las mujeres. Y con dos partes: denuncia y propuestas de cómo hacer para parar esta guerra.



No es que vamos a sacar un acuerdo de todas luchar de la misma forma, porque cada quien tiene sus modos, sus geografías y sus tiempos. Pero de escucharnos las diferentes formas, pues nos va a dar ideas de cómo hacer, según vemos qué nos sirve y qué no.



El sistema quiere que sólo gritemos de dolor, de desesperación, de angustia, de impotencia.



Ahora se trata de que gritemos juntas, pero de rabia, de coraje, de indignación. Pero no cada quien por su lado, pedaceadas como nos violan y matan y desaparecen, sino que juntas, aunque cada quien en su tiempo, su lugar y su modo.



Y de repente, compañera y hermana, qué tal que aprendemos no sólo a gritar de rabia y también hallamos el modo, el lugar y el tiempo para gritar un mundo nuevo.



Fíjate, hermana y compañera, cómo están las cosas que, para poder estar vivas, tenemos que hacer otro mundo. Hasta eso ha llegado el sistema, que sólo podemos vivir si lo matamos de una vez. No arreglarlo un poco, o ponerle buena cara, pedirle que se porte bien, que no sea tan malo, que no se pase. No. Destruirlo, matarlo, desaparecerlo, que no quede nada, ni cenizas. Así lo vemos nosotras, compañera y hermana, que es el sistema o nosotras. Así lo puso el sistema, no nosotras como mujeres que somos.



Y las fechas que te invitamos es el día 26 de diciembre del 2019 la llegada. Los días 27, 28 y 29 de diciembre de 2019 son los días de encontrarnos, hablarnos y escucharnos. El mismo 29 de diciembre del 2019 hacemos la clausura.



Desde las montañas del sureste mexicano,



Coordinadoras de Mujeres Zapatistas para el Segundo Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan: Zona Selva-Fronteriza: Marisol, Yeni, Mirella, Neri, Yojari, Arlen, Erica, Mariana, Mayder, Cleyde, Evelin, Alejandra, Nayeli. Zona Altos de Chiapas: Yessica, Zenaida, Lucía, Teresa, Fabiola, Flor, Gabriela, Lidia, Fernanda, Carla, Ofelia. Zona Selva Tzeltal: Dalia, Rosalinda, Marina, Carolina, Alejandra, Laura, Ana, Cecilia, Julia, Estefanía, Olga, Eloísa. Zona Tsots Choj: Gabriela, Elizabeth I, Maydelí I, Elizabeth II, Guadalupe, Leydi, Lauriana, Aliz, Ángeles, Maydelí II, Karina, Jhanilet, Fabiola, Mariela, Daniela, Yadira, Yolanda, Marbella, Elena, Elissa. Zona Norte de Chiapas: Diana, Ximena, Kelsy, Jessica, Ana María, Marina, Valentina, Yadira, Elizabeth.



Revista PRAXIS EN AMÉRICA LATINA La práctica con la teoría y la teoría con la práctica. Edición #28 Octubre-noviembre 2019. Pp. 1-2.


http://www.praxisenamericalatina.org/



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