Septiembre de 2019
Los pueblos indígenas son custodios de los recursos naturales, la biodiversidad y de nutritivos alimentos autóctonos. Son aliados clave en la búsqueda de soluciones al cambio climático y en la reestructuración de nuestros sistemas alimentarios. @FAO/Francesco Farnè
Los pueblos indígenas, que constituyen sólo el 5% de la población mundial, son, sin embargo, custodios clave del medio ambiente. El 28% de la superficie terrestre del planeta, incluidas algunas de las zonas forestales más intactas a nivel ecológico y con mayor biodiversidad, son gestionadas principalmente por pueblos, familias, pequeños campesinos y comunidades locales indígenas. Estos bosques son cruciales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y para la conservación de la biodiversidad. Los alimentos autóctonos también son particularmente nutritivos, y los sistemas alimentarios asociados a los pueblos indígenas son particularmente resilientes al cambio climático y están bien adaptados al medio ambiente.
Los modos de vida de los pueblos indígenas y sus medios de subsistencia pueden enseñarnos mucho sobre la conservación de los recursos naturales, la obtención y la producción de alimentos de manera sostenible y la vida en armonía con la naturaleza. Movilizar los conocimientos especializados que se derivan de este patrimonio y estos legados históricos es importante para hacer frente a los desafíos a los que se enfrentan la alimentación y la agricultura en el momento actual y en el futuro.
He aquí cinco de las muchas maneras en que los pueblos indígenas están ayudando al mundo a combatir el cambio climático:
1. Sus prácticas agrícolas tradicionales están mejor adaptadas a un clima cambiante
A lo largo de los siglos, los pueblos indígenas han desarrollado técnicas agrícolas adaptadas a entornos extremos, como las zonas de elevada altitud de los Andes o los pastizales secos de Kenya. Sus técnicas de eficacia probada, como las terrazas para evitar la erosión del suelo o los huertos flotantes para aprovechar los campos inundados, son muy adecuadas para los fenómenos meteorológicos cada vez más extremos y las variaciones de temperatura provocadas por el cambio climático.
2. Conservan y restauran los bosques y los recursos naturales.
Los pueblos indígenas se perciben a sí mismos como conectados con la naturaleza y como parte del mismo sistema que el medio ambiente en el que viven.
Han adaptado su estilo de vida para integrarse y respetar su entorno. En las montañas, los sistemas de gestión del paisaje de los pueblos indígenas preservan el suelo, reducen la erosión, conservan el agua y limitan el riesgo de desastres. En los pastizales, las comunidades pastoriles indígenas manejan el pastoreo del ganado vacuno y la agricultura de manera sostenible para preservar la biodiversidad. En la Amazonía, la biodiversidad de los ecosistemas mejora cuando son habitados por los pueblos indígenas.
Izda: Un programa en Guatemala ayuda a revivir las tradiciones culinarias que aprovechan cultivos nutritivos y tradicionales como medio para combatir la malnutrición. ©FAO/Luis Gustavo Sánchez Díaz; Dcha: El pueblo Hani en la provincia china de Yunán usa prácticas agrícolas tradicionales, como la construcción de terrazas, y prácticas para proteger el medio ambiente. © FAO/Min Qingwen.
3. Sus alimentos y tradiciones pueden ayudar a ampliar y diversificar las dietas.
En la actualidad, el mundo depende en gran medida de un pequeño conjunto de cultivos básicos. Sólo cinco de ellos –arroz, trigo, maíz, mijo y sorgo– proporcionan alrededor del 50% de nuestras necesidades de energía alimentaria. Ricos en cultivos nativos y nutritivos como la quinua y la oca, los sistemas alimentarios de los pueblos indígenas pueden ayudar al resto de la humanidad a ampliar su limitada base alimentaria para incorporar hierbas, arbustos, cereales, frutas, animales y peces que pueden no ser bien conocidos o utilizados en otras partes del mundo.
4. Sus cultivos autóctonos son más resilientes frente al cambio climático.
Debido a que muchos pueblos indígenas viven en ambientes extremos, han elegido cultivos que también se han adaptado a esas condiciones. Los pueblos indígenas suelen cultivar una variedad de especies nativas y una multitud de variedades que se adaptan mejor a los contextos locales y son a menudo más resilientes a la sequía, la altitud, las inundaciones u otras condiciones extremas. Si se utilizan de forma más extendida en la agricultura, estos cultivos podrían ayudar a aumentar la resiliencia de las explotaciones que ahora deben enfrentarse a un clima cambiante y cada vez más extremo.
A lo largo de los siglos, los pueblos indígenas han desarrollado técnicas agrícolas adaptadas a ambientes extremos. Sus técnicas probadas a lo largo del tiempo, como las terrazas, son muy adecuadas ante fenómenos meteorológicos cada vez más intensos y las variaciones de temperatura provocadas por el cambio climático. ©FAO/ Lena Gubler
5. Custodian una gran parte de la biodiversidad del planeta.
Los territorios indígenas tradicionales abarcan el 22% de la superficie terrestre del planeta, pero albergan el 80% de su biodiversidad. Preservar esta biodiversidad resulta esencial para la seguridad alimentaria y la nutrición. El acervo genético de las especies vegetales y animales se encuentra en todos los biomas terrestres, así como en ríos, lagos y zonas marinas. Los pueblos indígenas, que viven de forma natural y sostenible, preservan estos espacios, ayudando a mantener la biodiversidad de las plantas y los animales en la naturaleza.
La FAO considera a los pueblos indígenas como socios inestimables para proporcionar soluciones al cambio climático y crear un mundo sin hambre. Nunca lograremos soluciones a largo plazo para el cambio climático y la seguridad alimentaria y la nutrición sin contar con la ayuda de los pueblos indígenas y sin proteger sus derechos.