Julio de 2019
Aliviar el sufrimiento de nuestro pueblo andino, de nuestro mundo andino, que sufre desde 1492, cuyo sufrimiento se agrava desde 1532, y no cesa, es la tarea central actual, de los sobrevivimos en estas tierras y para hacerlo hay que despertar, volver a ser nosotros mismos. Volver a la construcción milenaria que realizaron nuestros antepasados, la reconstrucción de nuestro Tawantinsuyu, no sólo para nosotros, sino para contribuir a la humanidad toda.
El calentamiento de la tierra, y la financiarización del mundo actual, son los productos más dañinos del colonialismo, traídos a Abya Yala, nuestra Indoamérica, por Occidente, y que luego expandió a nivel global, estos son monstros que están llevando al mundo moderno a la destrucción de La humanidad actual, y de la naturaleza.
Durante milenios en Abya Yala (Indoamérica), nuestros antepasados, han forjado en el Sur, una sociedad generada alrededor de los Andes, en un dialogo amoroso con la naturaleza, con una cosmovisión, donde todo tiene vida y espíritu, en donde todo está relacionada con todo, y como todas las culturas humanas sobre la base de la observación astronómica.
Nuestro cielo austral, tiene una característica diferencial importante, las constelaciones negras, y la cruz del sur, con sus cuatro estrellas rutilantes, a partir de la cual nuestra cultura andina construye el Tawantinsuyu, y la dureza de nuestra geografía nos llevó a una propuesta comunitaria, los Ayllus y una sociedad sin mercado, sin propiedad privada y sin dinero, y sin pobreza. El colonialismo deformó nuestra cultura, puso el mundo al revés, como decía Guamán Poma. Nuestros antepasados nos dejaron trazas para continuar en la construcción del Tawantinsuyu, en este mundo de siglos de dominación del capital financiero internacional, como decía K. Polanyi, éste el imperialismo, ha vertebrado la colonialidad del poder; Noción de Aníbal Quijano que permite avanzar en la comprensión del monstruo occidental para poder cambiarlo.
Desde nuestra arquitectura milenaria, que es de mayoritario reconocimiento, desarrollamos nuestra cultura con una espiritualidad y una ciencia y tecnología diferente a Occidente, que nos llevó a una sociedad ecológica y equilibrada.
Para nosotros el pasado es lo central, el futuro no existe, pero el presente lo es todo, y la crisis actual, en el Perú actual que no es más que la acentuación visible, de la debacle de la republiqueta inventada en 1821, que esperemos sea el inicio del final del colonialismo y de la colonialidad, en nuestros territorios, para beneficio de nuestra población toda. Como dice Alfonso Quiroz: La historia del Perú desde la colonia es la historia de la corrupción.
La cuestión es: ¿qué hacer?
Tener ilusiones en la democracia occidental, es inocente y cándido, a pesar de que de alguna manera la democracia es un logro de occidente, y ha costado sangre, dolor, sudor y lágrimas; sin embargo, primero hay que reconstruir nuestro Tawantinsuyu, reconstruir nuestras comunidades, recuperar nuestras tierras, que fueron entregadas al reino de España en 1493, por su Papa con una bula, en nombre de su Dios. Recuperar nuestra espiritualidad, nuestros valores. Nuestra cosmovisión. Si para eso hay que hacer política, se puede hacer, no olvidemos la resistencia militar, de guerra, desde 1532 hasta 1572, acabo con la derrota de los Incas de Vilcabamba, continuó con la resistencia “espiritual”, del Taqy Oncoy, hasta 1610, en que los “sacerdotes” con nuestra planta de poder la Willka, danzaban hasta morir, lo que nos queda como recuerdo es la Danza de Tijeras y finalmente el último y final intento militar, con el Tayta Tupac Amaru II, donde los criollos y los curas y los masones nos traicionaron. Ya no es tiempo de lamentaciones ni de guerras, es tiempo de reconstruir, es el tiempo de nuevo florecimiento. Después de 500 años de oscuridad.
PUKARA Cultura sociedad y política de los pueblos originarios. Periódico Mensual Julio 2019 Qollasuyu Bolivia Año 12 Número 155. Pp.5.